Leonardo Castillo ha sido en su vida un
cirineo que ha llevado sobre sus hombros tantas desventuras… Pero en Sevilla,
al cirineo se le llama costalero. Y eso ha sido Leonardo, un «Costalero para un
Cristo Vivo».
La idea de esta imagen se le ocurrió al
canónigo Francisco Gil Delgado, en un artículo en ABC, de abril de 1989, donde
dice:
–¡Qué cosas se le ocurren al Padre Leonardo
Castillo! No para esa imaginación calenturienta de obras de solidaridad. Ahora
anda buscando costaleros, mas no para soportar el peso de las imágenes de
Semana Santa, sino para transportar la imagen viva de Dios en sus hijos
enfermos.
Se trataba de una peregrinación a Lourdes…
con enfermos y personas con discapacidad. Ya venía
haciéndolas desde 1984…
–Costaleros para llevar a Cristo vivo desde
Sevilla a Lourdes. Una nueva dimensión de la Semana Santa sevillana, trasladada
más allá de nuestras fronteras. ¡Qué cosas se le ocurren al Padre Leonardo
Castillo!
Y se creó la Fundación
«Padre Leonardo Castillo, Costaleros para un Cristo Vivo». Aunque el
canónigo Gil Delgado quiso dejar bien claro que la autoría del lema se le
ocurrió a él y la acuñó en el diario ABC:
–Se me ocurrió a mí lo de «Costalero para
un Cristo Vivo»… Se había creado una cofradía nueva en Sevilla, que no
necesitaba pasar por la Campana, ni desfilar por la carrera oficial, ni llevar
imágenes de madera sobre canastillas doradas o bajo palios de terciopelo.
Cristos vivos los enfermos y minusválidos, tras la cruz de guía de su fe, con
la papeleta de sitio de la esperanza, sostenidos sobre los hombros de la
caridad.
Desde entonces, 33 ediciones ya, se
organiza todos los años la peregrinación a Lourdes con enfermos y personas con
discapacidad, acompañados de voluntarios costaleros. A los que se une desde
2008 un grupo de reclusos del Centro Penitenciario Sevilla I con permiso
especial, que acuden acompañados por sus monitores. En Lourdes les aguarda
todos los años para oficiarles la misa el cardenal Amigo Vallejo, que se ha
convertido en el capellán más emblemático de la Fundación «Padre Leonardo
Castillo, Costaleros para un Cristo Vivo».
El mismo año de su muerte en 2005, en el
Centro Penitenciario Sevilla I, que tanto visitara Leonardo Castillo, se rotuló
el 17 de diciembre el paseo de entrada a la cárcel como «Avenida de la Libertad
del Padre Leonardo». Es una avenida de entrada, pero sobre todo para los presos
es una avenida de salida, que conduce a la calle, a la libertad. El rótulo,
confeccionado en el taller de cerámica de la prisión, se descubrió tras la misa
que ofició el cardenal Amigo Vallejo en la Unidad de Cumplimiento. A ella
asistieron unos cien internos e internas seleccionados. Y también unos cien
«costaleros», toreros y numerosos representantes de las cofradías.
Homenaje perdurable a este cura sevillano,
que no solo traía sonrisas y alegrías a los presos, sino que en el recuerdo de
sus tiempos de «cura de los toreros» llegó a montar en la cárcel una corrida de
toros, teniendo que meter los toros con una grúa.
Emocionante fue la entrega de un retrato
del Padre Leonardo, pintado por un recluso inglés, James Taylor, a la hermana
del sacerdote, Lupe Castillo. Los otros dos retratos hechos por el artista,
quedó uno en la prisión y otro fue entregado a Manuel Ramírez Fernández de
Córdoba, primer presidente de la Fundación «Padre Leonardo Castillo, Costaleros
para un Cristo Vivo», periodista y escritor, exdirector de ABC de Sevilla,
desgraciadamente fallecido dos años después, 23 de marzo de 2007, al sufrir un
infarto mientras pronunciaba el Pregón de la Semana Santa de Talavera de la
Reina. A él han seguido en la presidencia de la Fundación el doctor oftalmólogo
Isacio Siguero Zurdo y el torero Eduardo Dávila Miura, que la preside
actualmente.
Este año, sábado 27 de mayo de 2017, han
sido trasladados los restos mortales de Leonardo Castillo desde el cementerio
de Algar a la iglesia parroquial de Nuestra Señora Santa María de Guadalupe del
municipio gaditano que le vio nacer. Y depositados en la capilla de bautismo.
La exhumación y el traslado de sus restos
se realizó en un acto íntimo y familiar. A continuación, a las doce y media de
la mañana, se celebró una Eucaristía oficiada por el cardenal Amigo Vallejo,
arzobispo emérito de Sevilla, y el obispo de Jerez, José Mazuelo.
El cardenal Amigo Vallejo elogió en su
homilía la figura del insigne sacerdote, para concluir diciendo:
–«La caridad no se discute, se vive». ¡Cuántas
veces se lo oía decir al Padre Leonardo! Así era Leonardo Castillo: un corazón
repleto de misericordia y tan grande tan grande que cabían en él cuantos
necesitaban de su ayuda. Un sacerdote para servir a Dios en lo que Dios quería
ser servido.