Hace una semana, el 3 de octubre, dos días antes de la inauguración del Sínodo
de la Familia en Roma, se puso a la venta en Italia el libro del periodista Antonio
Socci, titulado Non è Francesco. La Chiesa
nella grande tempesta (No es Francisco. La Iglesia en la gran tempestad), donde
se cuestiona la legitimidad del pontificado del papa Francisco por vicio en su
elección al no respetar las normas de la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, que rige las
votaciones del cónclave.
Son 296 páginas, repetitivas hasta la saciedad en sus análisis torticeros
que me han llevado a leer no pocas páginas con los dedos en la nariz para no
oler los nauseabundos y estúpidos argumentos del autor. En aras de mis lectores
me he tenido que tragar sus páginas en tres días, gracias a Dios sin que me
hayan producido úlcera de estómago. Y lo triste del caso es que este periodista
no es, según se muestra y siguiendo su trayectoria, amigo del amarillismo. Que
en Italia, y en Roma, publicar libros amarillos se refieren casi siempre a la
Iglesia, al Vaticano y a su entorno. Dirá al final del libro:
–Si en estas páginas me he excedido en observaciones críticas o he usado
expresiones que puedan parecer una falta de respeto hacia la autoridad
eclesiástica, lo siento. No era mi intención.
Y confiesa que lo ha escrito en obediencia «al grito de mi conciencia».
Unido a Comunión y Liberación, cita
no pocas veces en el libro a su fundador don Luigi Giussani. Socci mantiene una
premisa previa: no le gusta absolutamente nada el papa Francisco, a quien,
salvo en el título, soslaya reiteradamente llamarlo papa Francisco para citarlo
como Jorge Bergoglio o simplemente Bergoglio. Y dos tesis. Primera: el papa
Rantzinger, tras su renuncia, se firma Benedicto XVI, pp., para indicar su
potestad papal, cosa que no ha hecho Francisco quien hasta el día de hoy nunca
ha tomado posesión en la cátedra petrina. Benedicto XVI permanece papa, aunque
emérito. Según Socci, ha renunciado solo al ejercicio activo del ministerio,
mientras que el petrino «es para siempre». Y una cosa que es para siempre no
puede ser revocada.
Segunda tesis: la elección de Bergoglio padece de vicio porque ese día en
vez de cuatro votaciones reglamentadas se tuvo una más en la que salió elegido,
contraviniendo las normas que rigen el cónclave. Socci se apoya en la
periodista argentina Elisabetta Piqué que habla de la cuarta votación del día en
la que salió un voto de más, 116 en vez de 115. Y se procedió a una nueva
votación. Socci deduce que se debió escrutar las papeletas y no proceder a una
nueva votación –solo cuatro son permitidas en un día– en la que saldría elegido
Bergoglio.
Como se ve, argumento apodíctico basado en la especulación de una
periodista que se dice amiga del papa Francisco. ¿Existió un nuevo escrutinio? Porque
el cónclave es secreto.
A partir de aquí, supuesta la tesis de que Benedicto XVI sigue siendo el
Papa legítimo y Bergoglio un «impostor», aunque en verdad no pronuncia palabra
tan gruesa, el autor se recrea en sus restantes páginas, que no son pocas, en
dilapidar la labor del para él Jorge Bergoglio, quien, frente a «estos dos
campeones de la fe» (Juan Pablo II y Benedicto XVI), ocupa la sede de San Pedro.
Anoto, para conocimiento del lector, algunas perlas suyas:
–Bergoglio ha multiplicado comisiones, burocracias y gastos.
–La misma «renuncia» de Benedicto XVI es de por sí indescifrable e
indescifrada.
–¿Ratzinger decidió, contra el parecer de todos los teólogos, de
permanecer Su Santidad Benedicto XVI y de vestir de blanco, como nunca antes ha
acaecido, abriendo un colosal problema teológico y canónico en la Iglesia?
–Por tanto, si así han sucedido los hechos, me parece concluir que la
elección al papado de Bergoglio simplemente no ha existido jamás. No es ni
siquiera un problema sanable a posteriori porque no se puede sanar lo que no ha
existido nunca.
–Si un Papa no es legítimamente elegido no tiene la investidura del
Cielo, no tiene la atribución de aquellos poderes que Jesucristo ha prometido a
Pedro y a sus sucesores.
–Si, según los hechos, la elección de Bergoglio es nula, no ha existido
nunca, ¿qué se puede hacer? Volver a la pampa es ya una «tentación» de
Bergoglio (se ha hablado de ello cuando inopinadamente ha renovado el pasaporte
argentino).
–A pesar de las esperanzas de tantos (yo entre ellos), el «Pontificado de
Bergoglio», después de año y medio, presenta resultados desastrosos y funestos
para la Iglesia, que se encuentra expuesta a fracturas dramáticas.
–La elección de Jorge Bergoglio como candidato al Papado permanece un
verdadero misterio. Inexplicable para todos los canonistas eclesiásticos, pero
también simplemente para quienes en el mundo llaman «la selección de la clase
dirigente».
–El currículum del padre Bergoglio es incomparable. Perito químico, entra
en el Seminario a los 22 años, realiza los estudios filosóficos y teológicos previstos
en la formación de la Compañía de Jesús. No habla lenguas (salvo el español,
solo el italiano), no conoce gran cosa del mundo porque no ha viajado fuera de
América latina, no logra conseguir el doctorado en teología en Alemania. Llega
a ser superior provincial de los jesuitas en Argentina, pero será una
experiencia no positiva que lo aislará también en el interior de la Compañía...
–No haber estudiado teología a nivel académico puede ser problemático si
después resulta que llega a papa.
–El primer año de la era Bergoglio ha provocado turbación y preocupación
entre los católicos.
–Por otra parte, si su elección no ha sido canónicamente válida, aquí se
deben poner otras graves preguntas: ¿qué validez tienen actos como la creación
de nuevos cardenales o la canonización de nuevos santos por él realizada?
–Piénsese en el Sínodo de la Familia de octubre de 2014, donde se prevé
el cambio de un magisterio bimilenario. ¿Cómo acabará el Sínodo?
–A propósito de la Eucaristía, algunos han notado con cierto escándalo
que Francisco durante la Santa Misa no hace la genuflexión prevista en la
liturgia ante el Santísimo Sacramento.
–Papa Bergoglio no parece tener como prioridad el anuncio y la defensa de
la Verdad, o el profundizar en la doctrina católica.
–Esta es la extraña situación en la que nos encontramos: en el «recinto
de Pedro» está Benedicto XVI, que es «Papa emérito», que no gobierna la
Iglesia, y esta Jorge María Bergoglio, que se define «obispo de Roma» y
probablemente no ha sido elegido válidamente Papa, pero gobierna la Iglesia.
Una Iglesia con dos Papas en esta situación hace pensar seriamente en la más
importante y autorizada profecía del segundo milenio cristiano, la visión del
Tercer Secreto de Fátima, al que la Iglesia y los Pontífices del Novecientos
han dado un reconocimiento extraordinario y único.
Para rematar el libro, como se ve, se apoya en el Tercer Secreto de Fátima
y también en las revelaciones de la beata Ana Catalina Emmerick (1774-1824),
monja agustina, mística y escritora alemana.
El libro ha sido publicado por la Editorial Mondadori, de las principales
de Italia. Espero que la Editorial Planeta u otra editorial española no lo publiquen.
Es caca, no merece la pena.
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