Hoy es el día de los Santos Inocentes, pero
lo que voy a escribir a continuación no es una inocentada, palabrita del Niño
Jesús, que ahora estamos en Navidad. He leído en la prensa este titular: «El
Ayuntamiento de Barcelona sostiene que san José era el típico catalán», y
el subtítulo: «Distribuye un vídeo en el
que el canónigo de la catedral describe una pintura en el que aparece un «Sant
Josep» con barretina preparando escudella».
Habrá que colocar a este canónigo en la
larga lista de los «tontos contemporáneos» del escritor Luis del Val,
tertuliano de la COPE. Un tonto contemporáneo más este canónigo de Barcelona.
Ya no les basta a estos tontos contemporáneos con afirmar, como lo hace el investigador
Jordi Bilbeny, que Cristóbal Colón nació en Cataluña y zarpó con sus naves, no
de Palos de la Frontera (Huelva) el 3 de agosto de 1492, sino de Pals (Gerona),
y santa Teresa de Jesús, también catalana, fue abadesa del monasterio de
Pedralbes (Barcelona). Existe documentación –afirma convencido– que acredita que
santa Teresa fue Teresa Enríquez de Cardona, abadesa del monasterio de
Pedralbes. Cervantes
era en realidad Servent, vinculado a la familia Servent de Xixona (Alicante) y
escribió el Quijote en catalán para luego ser traducido al castellano. Y la
Celestina, y el Lazarillo de Tormes… Y el sursum
corda si seguimos a este paso. Amén de otros ilustres personajes allende
los Pirineos: Erasmo de Rotterdam, Leonardo da Vinci, la Gioconda… también eran
catalanes. Me pregunto:
–¿No tienen en su historia personajes
propios que hayan descollado en las artes, las letras, la política, la
religión… para recurrir ridículamente a la apropiación grosera de personajes
ajenos?
Se ve que Madrid ya no solo les roba el
dinero, les roba también tan ilustres personajes de la historia.
Y ahora llegan con la última tontería
contemporánea que viene de la mente calenturienta de un canónigo que ha
contemplado en un cuadro de la catedral de Barcelona cómo san José muestra en
su cabeza como una especie de barretina (gorro rojo) y hace una escudella (cocido
catalán), no al Niño Jesús, aclaran, sino a la Virgen María.
Hace no muchos años, otro loco llamado
Adolf Hitler quiso salvar la existencia de Cristo de su odio al cristianismo. En
esas tertulias de mantel y mesa con sus íntimos camaradas, a Hitler se le
ocurre afirmar que en realidad Cristo no era judío, sino un ario que «atacó el
capitalismo judío» y por ello fue ajusticiado. No descartaba que la madre de
Jesús fuera judía, pero el padre ciertamente no. Con lo que para un no creyente
como Hitler, que no reconoce el misterio de la paternidad divina en Jesús, el
san José no judío era el padre de Jesús. ¿Pensó acaso que era ario o tal vez
alemán? Habría en este caso una pugna original entre el san José alemán y el
san José catalán.
Para Hitler, la «falsificación de la
doctrina de Jesús» fue obra del judío san Pablo. Este es –confiesa Hitler– el
verdadero creador de la religión cristiana, que no es más que una forma de
bolchevismo ante litteram. Para
Hitler, la ecuación judaísmo-cristianismo se une a la de
cristianismo-bolchevismo: el judío Saulo y el judío Marx son creadores de dos
ideologías de muerte equivalentes entre sí.
Siguiendo la lógica de Hitler para quien
Jesús era ario, la lógica catalana de estos tontos contemporáneos sería esta:
si san José es catalán, Jesucristo no puede por menos de ser catalán. Aunque el
canónigo, creo yo, no llegará a tanto. Al ser supuestamente creyente, ha de
creer en la paternidad divina de Jesús y san José, sea catalán o ario, estaba en
Palestina solamente de consorte y padre putativo.
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