domingo, 9 de agosto de 2015

En el catolicismo, el cielo está abierto

Hoy, la Iglesia celebra a santa Teresa Benedicta de la Cruz, en el mundo, Edith Stein, filósofa judía, discípula de Husserl, convertida al catolicismo, monja carmelita y gaseada en Auschwitz tal día como hoy, 9 de agosto de 1942.
El 28 de mayo de 1921, Edith aparece por la casa de los Conrad-Martius en Bergzabern, una pareja de filósofos, matrimonio de religión protestante que tiene la costumbre de invitar a sus amigos del círculo filosófico de Gotinga a su casa de campo, una finca plantada de árboles frutales, convirtiéndola en un centro de encuentro en los días de vacaciones. La amistad de Hedwig, la esposa, con Edith es especialmente profunda y será testigo presencial de la transformación que se está  operando en su amiga. 
Edith se asentó en casa de Bergzabern durante una larga temporada y ayudaba al matrimonio en las faenas del campo. Hedwig, recordando estos momentos, escribirá en 1952:
–Lo hacíamos con gusto; nuestro deseo era vivir pobremente, en conformidad con un ideal religioso profundamente arraigado. Era una actitud de vida prácticamente cristiana, sin que el problema de la fe fuese directamente abordado.


Y añade:
—Edith era un ser bueno, de una inagotable abnegación, pero muy introvertida y silenciosa. Siempre estaba concentrada y como absorta en una meditación ininterrumpida... Por esto, aunque nos profesábamos una verdadera amistad, no sabría decir gran cosa acerca de su evolución interior.
Hedwig confesará que tanto ella como Edith atravesaban en esos momentos una crisis religiosa.
Caminábamos como por un camino estrecho, la una junto a la otra, atendiendo cada una en cada momento a la llamada divina. Ésta se produjo, pero nos llevó en direcciones confesionalmente distintas.
¿Qué ocurre? Edith se halla en un momento crucial de su vida. Ya no se trata, creo yo, de resolver si se hace cristiana o no. Creo que en su interior ya ha dado pasos silenciosos hacia un acercamiento al cristianismo. Los viene dando desde hace algún tiempo. Se trata de dilucidar si ha madurado el momento de hacerse protestante, como su amiga Hedwig, o católica.
Edith conoce el Nuevo Testamento. Se lo leía a Husserl en su enfermedad en el otoño de 1918. Como señala Hanna-Barbara Gerl:
—Profundizó sucesivamente en los santos Padres, particularmente san Agustín. Pero también Lutero, puesto que por un cierto tiempo le pareció que el protestantismo era la confesión cristiana «normal» a los intelectuales. Alguna vez, Edith acompañó a Hedwig al servicio religioso de la iglesia protestante. Pero al salir le indicó:
–En el protestantismo el cielo está cerrado; en el catolicismo, abierto.
Y se inclinó por el catolicismo. ¿Cuál fue el acicate que la impulsó a tomar esta decisión? La lectura de la Vida de Teresa de Jesús, que le han regalado y está leyendo con placidez en la quietud de Bergzabern. El jesuita Hirschmann –que conoció a Edith y le dará ejercicios espirituales cuando esté en el convento–, cuenta a la priora del Carmelo de Colonia:
–La lectura de la vida de santa Teresa fue la razón por la cual, ganada al cristianismo, se volvió a la Iglesia católica y no hacia la Iglesia evangélica como su profesor Husserl o su amiga Hedwig Conrad-Martius.
El carmelita Ulrich Dobhan se pregunta:
–¿Por qué precisamente Teresa de Ávila?
Y responde:
–Esta pregunta se pone tomando en consideración que, en fin, era la Santa de Ávila, después de haber leído a otros clásicos autores cristianos y haber estudiado libros de dogmática, quien la convenció de bautizarse en la Iglesia católica. Una razón importante será que en Teresa encontró a una mujer, la cual se presenta en su Vida como persona muy veraz, y llega a tutear a la Verdad…
Encontró a una mujer… Me recuerda mi biografía sobre la Santa de Ávila, que titulé: Teresa de Jesús, esa mujer.
Edith Stein ha podido conocer cómo en un mundo misógino como aquel del siglo XVI, Teresa de Jesús supo marcar sus fronteras y hacer valer su condición de mujer donde quiera que estuviese. Su feminismo era proverbial. Es ella quien elige a los hombres. Teresa fue fundadora de mujeres y de hombres, caso insólito en aquellos tiempos. Y cuando muere, la honran por madre y fundadora sesenta monasterios y conventos, más de hombres que de mujeres.
Una feminista del siglo XX llegará al bautismo atraída por otra feminista del siglo XVI.
En su biografía, Edith cuenta que cayó en sus manos «la Vida de nuestra santa madre Teresa y puso fin a mi larga búsqueda de la verdadera fe».
Un día del mes de junio de 1921, el matrimonio Conrad sale de casa. Pasarán la noche fuera. Edith está sola y se entretiene leyendo el Libro de la Vida de santa Teresa de Jesús. Le cautivó tanto la lectura que se pasó la noche en vela hasta llegar a su última página. Cuando terminó, exclamó:
–¡Aquí está la verdad!
Edith tiene 29 años. Ha decidido dar el paso definitivo: convertirse al catolicismo. Ha llegado al final de un túnel por el que caminaba durante años y ha visto la luz. Compró un misal y un catecismo. Y se puso a estudiarlos. Cuando los tenía bien aprendidos, se fue a la iglesia de Bergzabem.
–Un reverendo anciano sacerdote se acercó al altar y celebró el santo sacrificio con íntima dignidad. Terminada la misa, aguardé a que acabase de dar gracias. Le seguí a la casa parroquial y le pedí en concisas palabras el bautismo.
El cura, Eugen Breitling, quedó sorprendido ante la petición de la joven.
–La admisión al bautismo debe ser precedida de una preparación. ¿Cuánto tiempo hace que va a la doctrina y quién es el que se la enseña?
Edith respondió con una propuesta que impresionó al sacerdote.
–Reverendo, puede examinarme.
Y el reverendo le hizo varias preguntas. Edith no falló ninguna. Y la admitió al bautismo… pero a su tiempo. Se acordó la celebración para dentro de seis meses, el primero de enero de 1922.

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