Hoy, la
Iglesia celebra a santa Teresa Benedicta de la Cruz, en el mundo, Edith Stein,
filósofa judía, discípula de Husserl, convertida al catolicismo, monja
carmelita y gaseada en Auschwitz tal día como hoy, 9 de agosto de 1942.
El 28 de
mayo de 1921, Edith aparece por la casa de los Conrad-Martius en Bergzabern,
una pareja de filósofos, matrimonio de religión protestante que tiene la
costumbre de invitar a sus amigos del círculo filosófico de Gotinga a su casa
de campo, una finca plantada de árboles frutales, convirtiéndola en un centro
de encuentro en los días de vacaciones. La amistad de Hedwig, la esposa, con
Edith es especialmente profunda y será testigo presencial de la transformación
que se está operando en su amiga.
Edith se asentó en casa de Bergzabern durante una larga temporada y ayudaba al matrimonio en las faenas del campo. Hedwig, recordando estos momentos, escribirá en 1952:
Edith se asentó en casa de Bergzabern durante una larga temporada y ayudaba al matrimonio en las faenas del campo. Hedwig, recordando estos momentos, escribirá en 1952:
–Lo
hacíamos con gusto; nuestro deseo era vivir pobremente, en conformidad con un
ideal religioso profundamente arraigado. Era una actitud de vida prácticamente
cristiana, sin que el problema de la fe fuese directamente abordado.
Y añade:
Y añade:
—Edith
era un ser bueno, de una inagotable abnegación, pero muy introvertida y
silenciosa. Siempre estaba concentrada y como absorta en una meditación ininterrumpida...
Por esto, aunque nos profesábamos una verdadera amistad, no sabría decir gran
cosa acerca de su evolución interior.
Hedwig
confesará que tanto ella como Edith atravesaban en esos momentos una crisis
religiosa.
–Caminábamos
como por un camino estrecho, la una junto a la otra, atendiendo cada una en
cada momento a la llamada divina. Ésta se produjo, pero nos llevó en
direcciones confesionalmente distintas.
¿Qué
ocurre? Edith se halla en un momento crucial de su vida. Ya no se trata, creo
yo, de resolver si se hace cristiana o no. Creo que en su interior ya ha dado
pasos silenciosos hacia un acercamiento al cristianismo. Los viene dando desde
hace algún tiempo. Se trata de dilucidar si ha madurado el momento de hacerse
protestante, como su amiga Hedwig, o católica.
Edith
conoce el Nuevo Testamento. Se lo leía a Husserl en su enfermedad en el otoño
de 1918. Como señala Hanna-Barbara Gerl:
—Profundizó
sucesivamente en los santos Padres, particularmente san Agustín. Pero también
Lutero, puesto que por un cierto tiempo le pareció que el protestantismo era la
confesión cristiana «normal» a los intelectuales. Alguna vez, Edith acompañó a
Hedwig al servicio religioso de la iglesia protestante. Pero al salir le
indicó:
–En el
protestantismo el cielo está cerrado; en el catolicismo, abierto.
Y se
inclinó por el catolicismo. ¿Cuál fue el acicate que la impulsó a tomar esta
decisión? La lectura de la Vida de
Teresa de Jesús, que le han regalado y está leyendo con placidez en la quietud
de Bergzabern. El jesuita Hirschmann –que conoció a Edith y le dará ejercicios
espirituales cuando esté en el convento–, cuenta a la priora del Carmelo de
Colonia:
–La
lectura de la vida de santa Teresa fue la razón por la cual, ganada al
cristianismo, se volvió a la Iglesia católica y no hacia la Iglesia evangélica
como su profesor Husserl o su amiga Hedwig Conrad-Martius.
El
carmelita Ulrich Dobhan se pregunta:
–¿Por
qué precisamente Teresa de Ávila?
Y
responde:
–Esta
pregunta se pone tomando en consideración que, en fin, era la Santa de Ávila,
después de haber leído a otros clásicos autores cristianos y haber estudiado
libros de dogmática, quien la convenció de bautizarse en la Iglesia católica.
Una razón importante será que en Teresa encontró a una mujer, la cual se presenta en su Vida como persona muy veraz, y llega a tutear a la Verdad…
Encontró
a una mujer… Me recuerda mi biografía
sobre la Santa de Ávila, que titulé: Teresa
de Jesús, esa mujer.
Edith
Stein ha podido conocer cómo en un mundo misógino como aquel del siglo XVI,
Teresa de Jesús supo marcar sus fronteras y hacer valer su condición de mujer
donde quiera que estuviese. Su feminismo era proverbial. Es ella quien elige a
los hombres. Teresa fue fundadora de mujeres y de hombres, caso insólito en
aquellos tiempos. Y cuando muere, la honran por madre y fundadora sesenta
monasterios y conventos, más de hombres que de mujeres.
Una
feminista del siglo XX llegará al bautismo atraída por otra feminista del siglo
XVI.
En su
biografía, Edith cuenta que cayó en sus manos «la Vida de nuestra santa madre
Teresa y puso fin a mi larga búsqueda de la verdadera fe».
Un día
del mes de junio de 1921, el matrimonio Conrad sale de casa. Pasarán la noche
fuera. Edith está sola y se entretiene leyendo el Libro de la Vida de santa Teresa de Jesús. Le cautivó tanto la
lectura que se pasó la noche en vela hasta llegar a su última página. Cuando
terminó, exclamó:
–¡Aquí
está la verdad!
Edith
tiene 29 años. Ha decidido dar el paso definitivo: convertirse al catolicismo.
Ha llegado al final de un túnel por el que caminaba durante años y ha visto la
luz. Compró un misal y un catecismo. Y se puso a estudiarlos. Cuando los tenía
bien aprendidos, se fue a la iglesia de Bergzabem.
–Un
reverendo anciano sacerdote se acercó al altar y celebró el santo sacrificio
con íntima dignidad. Terminada la misa, aguardé a que acabase de dar gracias.
Le seguí a la casa parroquial y le pedí en concisas palabras el bautismo.
El cura,
Eugen Breitling, quedó sorprendido ante la petición de la joven.
–La
admisión al bautismo debe ser precedida de una preparación. ¿Cuánto tiempo hace
que va a la doctrina y quién es el que se la enseña?
Edith
respondió con una propuesta que impresionó al sacerdote.
–Reverendo,
puede examinarme.
Y el
reverendo le hizo varias preguntas. Edith no falló ninguna. Y la admitió al
bautismo… pero a su tiempo. Se acordó la celebración para dentro de
seis meses, el primero de enero de 1922.
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