martes, 10 de mayo de 2016

El Palmar de Troya (4) El arzobispo vietnamita y los obispos de El Palmar

Y llegaron donaciones generosas. Mucho dinero. Y un Clemente con mensajes de la Virgen venenosos contra la Iglesia católica y sus pastores que quieren acabar con ella.
–Roma se ha prostituido. Roma se abraza a los enemigos de la Iglesia… Al Papa no le dejan gobernar. La masonería y el comunismo están bien infiltrados en el Vaticano…
Y mensajes parecidos, apocalípticos, de una Santa Virgen María que solo anuncia a Clemente catástrofes y calamidades.
En 1972 se compró la finca de La Alcaparrosa, lugar de las apariciones, y comenzaron a vallar el lugar.


Clemente y Corral, ya de obispos

En la tarde del 22 de diciembre de 1975, un mensaje, esta vez de Jesucristo, ordena a Clemente la fundación de la Orden de Carmelitas de la Santa Faz, en doble rama para hombres y mujeres.
–Mis queridos hijos: en estos momentos se funda la orden de los Carmelitas de la Santa Faz. Este es el momento. Ahora. Mas con la fecha del treinta del pasado mes ha quedado constituida. Hi­jitos queridísimos: Desde hoy comienza para vos­otros esta orden, que se preparara para la segunda venida de éste que os habla, que es Jesús. Sois vosotros, aquéllos que permanezcáis firmes, los que me acompañarán en mi retorno a la tierra. Vosotros, aquellos que seáis fieles a las reglas, brillaréis más que muchos, porque sois los car­melitas de la Santa Faz, la luz especial para la Iglesia que vendrá de esta orden, así que desde este momento queda constituida la orden de los carmelitas de la Santa Faz… No os podéis imaginar la grandiosidad que tendrá esta orden religiosa en medio del mundo. Una orden llamada a preparar los caminos para mi retorno. Esta orden es tan grande como este Palmar de Troya, la antorcha de la humanidad...  
En días sucesivos le irá especificando las normas de la Orden: hábito, régimen alimenticio, obligatoriedad de no fumar (que posteriormente desaparecerá al no cumplirse), oraciones, procesiones claustrales, misas tridentinas en latín, comunión de rodillas y en la lengua, mujeres con velo en la iglesia, etc… Todo ello por revelaciones a Clemente.
En la navidad de ese año 1975 aparece por El Palmar el arzobispo vietnamita Martin Ngô Dinh Thuc, de 78 años, residente en Roma y hermano del asesinado presidente Diem. No sé si era el tío más tonto del mundo o cayó seducido por el dinero que le untaron. Se hablaba de dos millones de pesetas. Llevado Clemente de otro éxtasis, el arzobispo recibió mandato celestial de ordenar, en la noche de fin de año, a cuatro sacerdotes: Clemente Domínguez, Alonso Corral, el francés Louis Henrique Moulins y los irlandeses Francis Coll y Pablo Gerardo Fox. Y así lo hizo, ordenando de sacerdotes a cuatro currantes que no tenían ni la más mínima preparación teológica, en presencia esa noche de unas trescientas cincuenta personas adictas a la causa.
Esta noticia explosiva suscitó de nuevo el tema de El Palmar en la prensa. Estaba yo entonces en la revista «Tierras del Sur», y acudí con un fotógrafo a noticiar esta nueva, que supuso la inmediata nota del Arzobispado reprobando este hecho y haciendo recaer «sobre sus autores… las penas canónicas que establece la legislación de la Iglesia para semejantes casos».
Llegamos al atardecer, Julio el fotógrafo y yo. Me tuve que identificar en la puerta. Me recibió Camilo Estévez, un cura de Orense a quien su obispo monseñor Temiño había puesto como modelo sacerdotal en su diócesis. Pero le salió rana. El tal Camilo había acudido a El Palmar y Clemente le contó que la Virgen le había dicho que se quedara con él. Y se quedó, el muy estúpido.
El tal Camilo no sabía de mi condición de sacerdote. Acudía como periodista. Mientras me acompañaba hacia el final de una larga senda donde se hallaban tres altares bajo un cobertizo me fue informando de su vocación palmeriana y de los males de la Iglesia.
–El papa Pablo VI está secuestrado en el Vaticano. Se lo ha dicho la Virgen a Clemente. Le ha dicho además que no hagan caso de lo que diga el Papa públicamente porque está drogado por los cardenales y no sabe lo que dice…
Estupideces así me vino a confesar por el camino.
Llegamos a los altares. Tres sacerdotes –pienso que eran extranjeros– estaban diciendo misa, cada uno en su altar y en latín. Noté que el ambiente se enrarecía cuando empiezan a rodearnos gente y a decir:
–Son periodistas.
Cuando Julio alzó su máquina de fotos para sacar unas instantáneas de los curas diciendo misa, un energúmeno le dio un manotazo y le tiró la máquina. Yo, en ese momento, temiendo que nos agredieran, pensé que la mejor defensa era un buen ataque. Me subí al altar de la derecha y pegué sobre el mismo un puñetazo, con asombro del cura que oficiaba, al tiempo que gritaba:
–Esto lo va a saber mañana la prensa.
Y con Julio me fui retirando hacia la puerta, que estaba bien lejos, esperando que no nos agredieran.
Esta fue mi tercera, y última vez, que pisaba la finca La Alcaparrosa, lugar de las apariciones.
Días más tarde, 10 de enero, Clemente tendrá una nueva revelación: la Virgen le ha anunciado, entre otras cosas, lo que sigue:
–Es necesaria la consagración episcopal de Clemente Domínguez, Manuel Alonso, Camilo Estévez, Miguel Tomás Donnelly (irlandés) y Francisco Bernardo Slander (estadounidense).
Y el arzobispo vietnamita Ngô Dinh Thuc los consagró.
Les vino inmediatamente la excomunión de Roma, al vietnamita y a ellos, pero les daba igual. Cuando el periodista Joaquín Gómez Burón preguntó a Manuel Alonso Corral si les había afectado la excomunión, contestó:
–En absoluto. No puede afectarnos una excomunión que nos llega de unos señores obispos, arzobispos y leguleyos eclesiásticos que estaban previamente desde hace mucho tiempo, y repetidamente, excomulgados por Dios de una manera directa y rotunda… De modo que la excomunión de ellos no puede afectarnos a nosotros, porque no tienen facultad para llevarla a cabo.
Este Alonso Corral era aquel que en 1970 me topé en la taberna de El Palmar, llevando el portafolio del lasaliano hermano Nectario. ¡Cómo se asciende en la vida! De abogado muerto de hambre a obispo de El Palmar y cerebro de todo este tinglado pseudo-místico. Y diciendo misa sin saber latín, que eso es lo gordo de Clemente y Corral.
El arzobispo vietnamita fue despedido –ya había cumplido el objetivo deseado– y comenzó Clemente a consagrar obispos de una manera desaforada. En El Palmar no habrá curas rasos, todos serán obispos, y algunos hasta cardenales, cuando Clemente se proclame Papa, que todo se andará.
A mediados de febrero de 1976, un mes después, ya habían sido consagrados 19 nuevos obispos. El corresponsal de Utrera del diario ABC dirá:
–Pienso que la noticia sensacional estará cuando con grandes titulares podamos anunciar: «En esta semana no se consagró obispo alguno en El Palmar».
(Continuará).

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