Me
acaba de llegar una nueva criatura y os la tengo que mostrar. Es un nuevo
libro, pero enseguida, espero que en esta semana o en la próxima, me llegará
otro. Por ahora es el benjamín de una larga lista de hermanos que podéis ver en
esta página web. Se titula: o «La tierra
no es nuestra patria. Vida de Luis y Celia Martin, padres de Teresa de Lisieux»,
publicado en la Editorial Monte Carmelo. Si conectáis con la Editorial [ http://www.montecarmelo.com/santa-teresa-de-lisieux/1171-la-tierra-no-es-nuestra-patria.html ] podéis incluso leer algunas páginas del
mismo. Creo que en la semana próxima ya estará en las librerías. Si alguno
tiene la tentación de leerlo, pídalo a su librería para que lo encargue al
distribuidor de la Editorial. Aquí recojo la leyenda que aparece en la
contraportada del libro:
Luis
y Celia Martin, padres de santa Teresa de Lisieux, se muestran unos santos
cercanos al común de los mortales. No son consagrados, ni célibes, no han hecho
voto de castidad, sus vidas están tejidas por el trabajo –él de relojero, ella
de encajera–, vida de familia numerosa, pertenecientes a asociaciones
parroquiales, vecinos de sus vecinos. Vivieron con todas sus consecuencias y
circunstancias la espiritualidad propia de su tiempo en una Francia del XIX aún
convulsa por las secuelas de la revolución, el anticlericalismo, y cierto
jansenismo espiritual que vislumbra un Dios de Justicia frente a un Dios del
Amor, con peligro de convertir las almas buenas en escrupulosas.
Luis
y Celia han sido santos en la humilde realidad de sus vidas, con una sencilla
fe sustentada en la oración en familia, educación de sus hijas, la misa diaria,
lecturas piadosas al atardecer, el mes de María, el amor a Dios y al prójimo y
fidelidad a la Iglesia…
Estuvieron
siempre en perfecto acuerdo de corazón y de pensamiento. Él se refería a ella
ante sus hijas como nuestra «santa madre». Y Celia escribía a su hermano
Isidoro refiriéndose a Luis: «¡Qué hombre más santo es mi marido! Me gustaría
que tuvieran uno parecido todas las mujeres».
Sus
cinco hijas –cuatro carmelitas descalzas, una salesa– son su corona. Tras la
canonización de la más pequeña, santa Teresita del Niño Jesús, y ahora la de los
padres, se anuncia el comienzo de la causa de beatificación de Leonia, la
monjita salesa. Pero yo, que he hecho un largo recorrido describiendo las vidas
santas de esta familia, tengo que reconocer que las otras hermanas dejaron tras
de sí igualmente una viva impresión de santidad y ejemplaridad en sus vidas. ¡Qué
bueno sería que un día toda la familia, al alimón, los padres y las cinco hijas
religiosas, se vieran en los altares como juntos están ya en el reino de los
cielos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario