jueves, 24 de marzo de 2016

El Cachorro «no cuelga, está»

Lo ha escrito Muñoz y Pabón, el canónigo más castizo de Sevilla de principios del siglo XX: El Cachorro no cuelga del madero, está. «Canta el real Profeta: Dios reinará desde un leño... y en verdad que no es posible traducción más justa de la frase de David que el Cachorro de Triana... El Cristo del Patrocinio realmente reina. Clavados en el cielo los vidriados ojos, en que ha querido poner el escultor, realismo hasta en eso, el estrabismo de la agonía, parece que llama al Padre para en sus divinas manos entregar el espíritu... ¡unos momentos más de sed y de amargura y todo habrá quedado consumado! Es el momento del Cristo de Triana...  ¡Y qué modo tan divinamente sublime de tenerse en la Cruz! No cuelga, está. Su Cruz, más que un patíbulo, parece trono, y más que reo proscrito, parece Rey triunfante». 


El Cachorro es el Señor de la tarde del Viernes Santo en la Semana Santa de Sevilla, y su paso por el puente de Triana, proyectada su imagen en las sombrías aguas del Guadalquivir, silueteada entre una hilera interminable de cirios encendidos, es el momento culminante de su carrera procesional. Se dice, se cuenta, la leyenda en Sevilla es historia viva, que el Cachorro es la imagen agonizante de un gitano que retuvo en su retina Francisco Antonio Gijón, escultor que labró con su buril el sublime momento de la expiración de Cristo. Lo hizo en 1682. El 1 de abril de ese año se concertó con Francisco Antonio Gijón la hechura del Crucificado de la Expiración, el popular Cristo trianero, según la siguiente escritura:
–Sepan cuantos esta carta vieren, cómo yo, Francisco Antonio Gijón, maestro escultor vecino de esta ciudad de Sevilla, en la collación de Santa Lucía, otorgo y conozco que soy convenido y concertado con la Cofradía y hermanos de la Expiración de Jesucristo en la Cruz y Ntra. Sra. de la Paz, sita en la ermita de Ntra. Sra. del Patrocinio de esta salida de la calle Castilla, extramuros de la ciudad, con Andrés Núñez, como mayordomo, que al presente es de dicha Cofradía, por lo que me obligo de aquí al mes de mayo de este año presente de 1682, haré una escultura de Nuestro Señor de la Expiración, de dos varas y cuarto de alto (1,89 m.), de madera de cedro, con Cruz de pino de Flandes y la madera que fuera necesaria para ello y de poner de mi cuenta y entregaré al dicho mayordomo, a satisfacción de maestros de mi arte que de ello entiendan, por razón de lo cual, la dicha Cofradía me ha de pagar novecientos reales de vellón, en que entra la madera y manufactura, y por cuenta de esta cantidad, declaro haber recibido ahora de contado doscientos reales de vellón, y los restantes, están obliga­dos a pagármelos para fin del mes de abril en que estamos, y los quinientos restantes para fin de mayo.
Obra cumbre del barroco, que por sí sola inmortaliza a su autor, el utrerano Francisco Antonio Gijón, el Cachorro, el Cristo de Triana, estuvo a punto de desaparecer el 26 de febrero de 1973 al declararse un incendio en su capilla de la calle Castilla. La Virgen del Patrocinio, obra de Cristóbal Ramos, desapareció entre las llamas y el Cachorro sufrió lesiones importantes en las piernas. El Cristo fue restaurado por técnicos de la Dirección General de Bellas Artes y la nueva talla de la Virgen es obra del escultor Álvarez Duarte. En la Semana Santa de 1975 procesionó de nuevo el Cachorro por el puente de Triana. Espero que este Viernes Santo, –con permiso de la lluvia que lo ha fastidiado otros años– lo veamos procesionar de nuevo.
Esta imagen es una joya de la Semana Santa sevillana.

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