Hoy, 9 de octubre, se cumplen 60 años de la
muerte de Pío XII y la «leyenda negra» continúa. ¿Es posible que un papa que ha
muerto con todos los elogios del mundo, comprendido el ámbito judío, se vea
envuelto cinco años después de su muerte en una «leyenda negra» que trata de
convertirlo por sus supuestos «silencios» en el «Papa de Hitler» (John
Cornwell) o en el «mayor responsable del Holocausto» (Susan Zuccotti)? ¿un papa
cómplice del verdugo nazi, protector de regímenes totalitarios e insensible y
sordo a cuanto acontecía en la Europa de su tiempo?
Fue en «Radio Moscú» donde se inició la
«leyenda negra» contra Pío XII, al analizar la alocución que pronunció el papa
el 2 de junio de 1945, día de san Eugenio, ante el cuerpo de cardenales. La
emisora dedicó todo un programa donde se dijo:
–El Vaticano ha callado cuando actuaban las
máquinas alemanas de la muerte, cuando las chimeneas de los hornos crematorios
echaban humo...
Pero, como afirma Mihai Pacepa, esos
«esfuerzos de desinformación de Stalin fueron rechazados por esa generación
contemporánea que había vivido la historia real y sabía lo que Pío XII era
realmente». La KGB soviética lo intentará de nuevo en 1960 –ya muerto Pío XII–
con una misión personal encargada al propio Pacepa y en 1963 con la promoción
de la obra de Rolf Hochhuth «El Vicario». Corromper la Iglesia era un objetivo
prioritario para la KGB.
Fue elegida la figura de Pío XII para
convertirlo en «encarnación del diablo», porque «los muertos no pueden
defenderse», según el lema del momento de la KGB. Tres oficiales encubiertos rumanos,
haciéndose pasar por sacerdotes, accedieron a los archivos vaticanos durante
dos años.
–De 1960 a 1962, lograron fotografiar en
los archivos del Vaticano cientos de documentos relacionados de una manera u
otra con Pío XII. Todo se enviaba a la KGB. Aunque nunca se encontró nada
contra el pontífice en esos documentos fotografiados en secreto. Eran
mayormente copias de cartas personales y discursos o actas de reuniones, todo
en el lenguaje rutinario de la diplomacia.
En 1963, el general Ivan Agayants, jefe de
la Oficina de Desinformación de la KGB, voló a Budapest para darles las gracias
y decirle a Pacepa que la operación «Seat-12» –que así se llamaba la operación
en el Vaticano– se había transformado en un potente ataque a Pío XII, llamado «El
Vicario».
Pero hablemos de la canonización de Pío
XII. Benedicto XVI lo declaró Venerable el 19 de diciembre de 2009. Pero ese
decreto estaba preparado por la Congregación para las Causas de los Santos
desde dos años antes, dilación que constituía un hecho insólito, que lo
aclarará el jesuita Peter Gumpel, relator de la causa:
–Representantes de varias asociaciones
judías informaron que ellos, repetidas veces, habían sido recibidos en
audiencia privada por el papa, y que en tales ocasiones le habían hecho saber
que todo paso a favor de la causa de Pío XII comprometería de modo definitivo e
irreparable las relaciones de los judíos y la Iglesia católica. Estas
relaciones estaban justamente en el corazón del papa y es comprensible que
quisiese tomar tiempo para reflexionar… Entre tanto, esta larga dilación
provocó reacciones contrastantes. Los adversarios de la causa de Pío XII
difundieron la noticia de que la causa estaba archivada, y de modo triunfal
manifestaron su contento. Muchos católicos por el contrario quedaron
desconcertados, desilusionados e indignados por esta injerencia de algunas
personalidades del mundo judío en una cuestión interna de la Iglesia, efectuada
con lo que consideraban un inaceptable chantaje... En ese tiempo, 800 rabinos
estadounidenses y canadienses, a través de sus representantes, desaprobaron
radicalmente los pasos realizados por los judíos «liberales». Por el contrario,
los judíos ortodoxos estaban agradecidos a Pío XII que, como ellos bien sabían,
había salvado la vida de numerosísimos de ellos.
Benedicto XVI se decidió al fin a firmar el
decreto por el que se aprobaban las virtudes heroicas de Pacelli y lo declaró Venerable.
Para los siguientes pasos, beato y santo, se requieren sendos milagros. En
julio de 2013 aparece una noticia en la prensa. El papa Francisco está decidido
a seguir adelante sin un milagro y podría incluso canonizarlo con la fórmula de
«scientia certa»; por lo tanto, incluso pasando por encima de la beatificación.
Una fuente de la Congregación de los Santos
dijo a ACI Prensa en julio de 2013 que «así como el papa Francisco decidió la
canonización de Juan XXIII, también está considerando hacer lo mismo con Pío
XII». Esta fuente explicó que existen varios milagros atribuidos a Pío XII y
que, también por esa razón, está considerando obviar la beatificación y pasar
directamente a la canonización, es decir, proclamarlo santo. El papa Francisco
está muy interesado en Pío XII porque «lo considera un grande, de la misma
forma que Juan XXIII, aunque sea por distintas razones», explicó la fuente a
ACI Prensa.
Tal vez algún día nos pille con la
canonización de Pío XII este papa Francisco de las sorpresas cotidianas. Es
jesuita y Pío XII estuvo rodeado de jesuitas. Sería un gran premio.
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