–EE.UU. borra a Cristóbal Colón –leo en ABC
del 11 de septiembre–. Gobernantes demócratas retiran los homenajes al
descubridor de América por «genocida», mientras los radicales de izquierdas
derriban sus estatuas.
Y cuenta cómo el 30 de agosto, en el neoyorquino
parque de Yonkers, aparece decapitada la estatua de color de bronce de Colón, de
dos pies de altura. Porque la estatua original de bronce que estaba en ese
parque fue robada hace 12 años y sustituida posteriormente por una réplica de
yeso, que ahora ha sido decapitada. Y en el barrio de Queens, pintadas donde
podía leerse: «Abajo el genocida», en otra estatua de Colón.
Decapitado el busto de
Cristóbal Colón en el parque neoyorkino de Yonkers.
En Buffalo, Boston y Houston, entre otras
muchas ciudades, las estatuas de Cristóbal Colón han aparecido cubiertas de
pintura. En Baltimore, un
activista dañó considerablemente con un martillo un obelisco considerado el
monumento más antiguo dedicado a Colón en el país y narró su acto
vandálico por Internet.
Más recientemente, el 15 de septiembre, en
la ciudad californiana de Santa Bárbara veo, también en ABC, decapitada la
estatua de fray Junípero Serra, franciscano mallorquín, que fundó nueve
misiones españolas en la Alta California y presidió otras quince. Un fray
Junípero, que enseño a los indios a cultivar la tierra además de llevarles a
Cristo, fue canonizado por el papa Francisco el 23 de septiembre de 2015.
Hace unos años, en 1992, celebramos el
quinto centenario de esa hermosa aventura hacia lo desconocido que se inició en
el puerto de Palos (Huelva). Tres cascarones de madera se dieron a la mar
océano, adentrándose en las tenebrosas aguas más allá del Finisterre, al
socaire de la loca idea de un marino genovés. La empresa estaba financiada por
la reina de Castilla, Isabel la Católica. Y la tripulación, gente bragada de
Andalucía.
Pues resultó, para los historiadores
revisionistas norteamericanos, que Colón fue un invasor, genocida y esclavista.
(¡Y lo dicen ellos, precisamente ellos que aniquilaron a millones de indios,
cuando eran colonia inglesa y después cuando ya era Estados Unidos!). Lo de
Colón no fue una «proeza», fue una «barbaridad» y la celebración del Quinto Centenario
una «farsa». ¿Dónde queda el Columbus Day
o Día de Colón? Mitch O'Farrell,
activista del lobby LGTBI y concejal en Los Ángeles, ha
conseguido que la ciudad deje de celebrar el tradicional Columbus Day, que en Estados
Unidos se conmemora el segundo lunes de octubre. En su lugar, se celebrará el
Día de los Pueblos Indígenas, sustitución que ya han hecho otras ciudades
norteamericanas.
Colón dio inicio al colonialismo moderno,
según Ricardo Levins, y se convierte en un monstruo que arruinó el paraíso
perdido, según el historiador Kirpatrick Sale, que escribió La conquista del
paraíso, aprovechando la coyuntura del tema con un contenido escandaloso
que le ha proporcionado sus buenos dólares. Él parte de una interpretación
«ecológica» de la Historia. Ahora que la interpretación «marxista» se encuentra
en el cubo de la basura, nos viene este nuevo enfoque ecológico que desea
interpretar con mentalidad de hoy los sucesos acaecidos hace quinientos años.
«América —nos dice— estaría hoy mucho mejor sin la intervención europea. Con
Colón no sólo se destruyó el mundo y la naturaleza de los indios sino también
la relación cuidadosa y respetuosa que existía entre ellos y su entorno». El
Consejo Nacional de Iglesias de los Estados Unidos se unió a esta orquesta y
calificó la llegada de Colón como una «invasión». A esta nota no se unieron los
obispos católicos norteamericanos, que redactaron un documento más sensato.
¡Pobre Colón, la de tortas que le han
venido encima! ¿No les parece que la historia de este hombre es más sencilla?
Tuvo una genial idea y logró un sponsor (ahora se dice así) en la reina
Isabel la Católica y un pueblo que lo realizó. Barbaridades hubo, claro que sí,
y ahí están, entre otras, las denuncias de ese sevillano que se llamó Bartolomé
de las Casas. Pero no echen las culpas a Colón, que fue sencillamente un
navegante avezado, y le inculpen aviesamente de invasor, como si hubiera
programado sádicamente esta incursión continental desde la Casa Blanca de hace
quinientos años.
Francia, cómo no, se unió también a esta
orquesta. Y por ahí apareció el diario Le Figaro con un amplio dossier,
donde la malevolencia se unió a la ignorancia. Franceses y norteamericanos se
podrían mirar su propio ombligo, que debe andar bastante lleno de pelusas
históricas. Y aplicarse la interpretación «ecológica» a ellos mismos. El
corazón de Europa no latía en 1492 en Italia, Francia o Inglaterra, sino en
España, dicen estos franceses. Por ello no se sienten responsables de esta
«tragedia»...
Ni falta que hace. Porque no fue una
tragedia. Fue una gran hazaña histórica. Sería apasionante colarse en el túnel
del tiempo y recoger las primeras emociones de un Colón que ha vuelto de su
primer viaje. Cuando llegó a Palos, de donde partiera, el 23 de marzo de 1493.
O cuando unos días después, el 31 de marzo, domingo de Ramos, entró en Sevilla
«donde le fue fecho buen recibimiento», según cuenta el Cura de los Palacios,
testigo presencial de este momento. «Trujo diez indios, de los quales dejó en
Sevilla quatro y llevó a Barcelona a enseñar a la Reyna y al Rey seis, donde
fue muy bien recibido, y el Rey y la Reyna le dieron gran crédito y le mandaron
aderezar otra armada mayor y volver con ella, y le dieron título de Almirante
mayor de la mar Océano, de las Indias, y le mandaron llamar Don Cristóbal
Colón, por honra de su dignidad...».
Ese domingo de Ramos en Sevilla se supo que
existía un mundo desconocido, al fondo mismo de ese océano impenetrable. La
historia cambia de página en ese momento y comienza una nueva era. Sevilla lo
sabe antes que nadie. Pero no hay perspectiva histórica para calibrar entonces
la trascendencia de ese retorno de Colón y de esa exótica muestra de indios que
pasean por las calles de Sevilla.
https://www.youtube.com/watch?v=LBZexs2kFjE
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