sábado, 16 de julio de 2016

En el Index librorum prohibitorum

He cotejado por internet las librerías diocesanas de las diócesis españolas y en dos de ellas, que tienen búsqueda de títulos de libros, he visto, por ejemplo, que en la Librería Diocesana de Pamplona hay 35 títulos de Carlos Ros, y en la Librería Diocesana de Murcia, 37 títulos. Libros que el lector puede adquirir libremente.
Sin embargo, he comprobado que los libros de Carlos Ros, que se pueden adquirir en la Librería Diocesana de Sevilla, mi diócesis, que ha abierto sus puertas hace cosa de un mes, son cero patatero.
¿Qué quiere decir ello?
Simplemente, que estoy vetado.


Tengo publicados más de setenta títulos, muchos de ellos dedicados a la historia de la Iglesia de Sevilla, vida de santos locales, etc… amén de otras muchas vidas de santos de la Iglesia. No creo que haya habido, no digo ahora, sino en muchos años, otro sacerdote sevillano que más haya contribuido al esclarecimiento de la Historia Eclesiástica de la Archidiócesis de Sevilla.
 Traigo a colación la relación de vidas de santos sevillanos y afines a la diócesis:
Dolores Márquez, sevillana del XIX, (Sevilla 1978); Doña María Coronel, historia y leyenda, (Sevilla 1980); Madre Isabel, fundadora del Beaterio de la Trinidad, (Sevilla 1982); Pequeñeces de Sor Ángela de la Cruz, (Sevilla 1982); Fernando III el Santo, (Sevilla 1990; 2ª ed. 2003); Vida de sor Ángela de la Cruz, (Madrid 1996; 2ª ed. 1999; 3ª ed. 2003; 3ª ed. 2003; 4ª ed. 2006; 5ª ed. 2009; 6ª ed. 2013; 7ª ed. 2015); Miguel Mañara, Caballero de los pobres, (Madrid 2002); Venerable Fernando de Contreras, apóstol de Sevilla, redentor de cautivos, (Editorial Rosalibros) (Sevilla 2004); Sor Bárbara de la Giralda. La hija del campanero, (Editorial Rosalibros) (Sevilla 2004); San Isidoro de Sevilla, el obispo sabio, (Ed. en catalán: Sant Isidor, el bisbe savi), Centre de Pastoral Litùrgica (Barcelona 2006); Diego de Alcalá, el lego milagrero, (Ed. en catalán: Dídac d'Alcalà, el llec miracler). Centre de Pastoral Litùrgica (Barcelona 2009); Madre María de la Purísima, una sonrisa de cielo, (Editorial San Pablo) (Madrid 2015).
Otros libros referentes a la diócesis hispalense:
Los Arzobispos de Sevilla. Luces y sombras en la sede hispalense, (Sevilla 1986); Historia de la Iglesia de Sevilla, (Sevilla 1992), dirección de esta obra escrita en colaboración; La Inmaculada y Sevilla, (Sevilla 1994); El Carmelo de Santa Ana. IV Centenario en Sevilla (1594-1994), (Monasterio de Santa Ana, Sevilla 1994); In Memoriam. Sacerdotes martirizados en la Archidiócesis de Sevilla en la Guerra Civil del 36, (Sevilla 1996); Guía mágica de la Catedral de Sevilla para turistas curiosos, (Editorial Rosalibros) (Sevilla 2007); José María Bueno Monreal. Semblanza de un cardenal bueno, (Editorial San Pablo) (Madrid 2012); Pedro Segura y Sáenz. Semblanza de un Cardenal selvático, (Editorial Letras de Autor) (Madrid 2016). Primera edición: Marzo 2016. Segunda edición: Abril 2016.
Este último libro ha debido de ser la causa de haber caído en el Index librorum prohibitorum particular de la diócesis de Sevilla, ya que el último a nivel de Iglesia católica data de 1948 y fue abolido por Pablo VI en 1966.
Que yo sepa, en la Iglesia solo existe actualmente un Índice de libros de uso interno para los del Opus Dei. Consta de más de 60.000 obras con su censura correspondiente, de las que unas 6.500 obras tienen la notación máxima de 6. Es decir, que es lectura prohibida y necesita permiso del Padre (Prelado). Por ejemplo, todos los libros del teólogo suizo Hans Küng tienen la valoración de seis.
La valoración del 1 al 6 es la siguiente:
–1. Libros que pueden leer todos, incluso niños: Ej.: Heidi, Marco, algunos cuentos de los Hermanos Grimm, todos los libros de los miembros de la Obra... 2. Lectura en general recomendable, aunque requiere un poco de formación. En las bibliotecas de los centros hay libros a disposición del público (numerari@s y agregad@s) con calificaciones 1 y 2. 3. Los pueden leer quienes tengan formación (puede haber escenas o comentarios “inconvenientes”). Se necesita permiso del director espiritual. 4. Los pueden leer quienes tengan formación y necesidad de leerlos. Se necesita permiso del director espiritual. 5. No se pueden leer, salvo con un permiso especial de la delegación. 6. Lectura prohibida. Para leerlos se necesita permiso del Padre (Prelado).
Curiosamente, en ese largo listado de libros hay dos míos y los dos con la valoración de 1, es decir, que los pueden leer hasta los niños.
Uno de ellos, Los Arzobispos de Sevilla, luces y sombras en la sede hispalense, fue muy aceptado por el arzobispo de entonces, Carlos Amigo Vallejo, y poquísimo aceptado por su vicario general, Antonio Domínguez Valverde, porque creía que no había necesidad de sacar a relucir los hijos naturales de ciertos arzobispos hispalenses de la época medieval y moderna.
Exactamente igual que ha ocurrido ahora con el libro del cardenal Segura.
Pues que sepa el Arzobispado de Sevilla, que me tiene censurado: el Opus ha valorado el libro Los Arzobispos de Sevilla con un 1, es decir, que lo pueden leer hasta los niños. Espero que los de la Obra sean tan consecuentes cuando censuren el libro de Segura y lo califiquen también con un 1.
Así pues, si desean algún libro de Carlos Ros y viven en Sevilla, no se os ocurra acudir a la Librería Diocesana del Arzobispado de Sevilla. La señorita les dirá como a un sacerdote amigo que ha preguntado:
–De Carlos Ros no tenemos nada.
Lo cual no es cierto, porque hace dos semanas una de las distribuidoras de mis libros les ha llevado varios de ellos –entre los que está el del cardenal Segura– y allí están, en la Librería Diocesana, a la espera de que lo pongan a la venta, cosa que no ocurrirá, o lo devuelvan a la distribuidora.
O mejor, sí. Acudan y pregunten por algún libro mío… Será divertido ver qué os dicen, como le han dicho a mi secretaria por teléfono:
–De ese señor no tenemos nada.
Pues la Librería Diocesana de Pamplona tiene 35 obras mías y la Librería Diocesana de Murcia 37. 
En ellas no estoy vetado. En la de Sevilla, sí, y a mi edad, tal censura mezquina me produce simplemente lástima ajena. Porca miseria, que diría un italiano.

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