domingo, 26 de noviembre de 2017

Sin pecado original, que lo manda el Papa

Un correo extraordinario salió de Roma con un decreto pontificio para Felipe III. El correo llegó a Madrid el 8 de octubre de 1617. Saltó la noticia a la calle y corrió la voz de que incluso un prodigio se había obrado ante la hornacina de una Concepción pintada en la pared en la Puerta del Sol. Se decía que al apearse el correo que traía el decreto de Roma, se encendió milagrosamente una lámpara sin que nadie la hubiera alimentado.
En la corte se dispuso una misa solemne en acción de gracias con procesión, organizada por don Diego de Guzmán, patriarca de las Indias, que es «quien guiaba la danza», en expresión irónica del nuncio. Pero Caetani, siguiendo indicaciones de Roma, que no quería manifestaciones de júbilo para no herir a la parte contraria, lo pudo impedir. Y así, con un fervor popular contenido y cierta tibieza, se vivió la llegada del buleto a la corte.


 Pero en Sevilla no será así. Aunque le pese al nuncio. El domingo 15 de octubre se desató un júbilo desbordante. A las cinco de la tarde, vino con la estafeta el buleto de Roma que había llegado días antes a la corte de Madrid. A las tres horas, ya era público en toda la ciudad. El arzobispo y luego el cabildo «enviaron al fiscal por todas las parroquias a que repicasen… repique que tuvo desde las doce de medianoche hasta las seis de la mañana, extendiéndose el caso por la ciudad, indecible lo que en Sevilla pasó esta noche, y dos siguientes de fuegos, corro de gentes, luminarias, bailes, compañías de soldados, máscaras... un espanto de gozo y alegría universal».
La calle Génova se llenó de gente que gritaba: Sin pecado original. En Sierpes muchachos repetían: Sin pecado original. Los franciscanos hicieron candelas en el compás de su convento. En la plaza de San Francisco apareció un estandarte de la Concepción, mientras sonaban las trompetas y chirimías. Otros corrían por la ciudad, «no cantando sino a gritos»: Sin pecado original, que lo manda el Papa. En la calle Colcheros (actual Tetuán) colgaron de un pie el pecado original, vestido de luto. «La ciudad se llenó de luces y repiques de campanas...».
A la mañana siguiente, lunes 16, se reunió el cabildo y acordó que al mediodía repicasen las campanas –ya lo había hecho espontáneamente durante la noche– y que al domingo siguiente, 22 de octubre, hubiera una procesión general de acción de gracias procesionando a la Virgen de los Reyes y convidando al clero y religiones y al cabildo de la ciudad.
El cabildo secular ordenó que se alegrase la noche con luminarias y fuegos con chirimías y trompetas.
Y todo, ¿por qué?
El buleto venido de Roma es el decreto Sanctissimus Dominus noster, fechado el 31 de agosto de 1617 y firmado por el Papa, en el que se decía que «en adelante, hasta tanto que Su Santidad o la Santa Sede lo defina o lo derogue, nadie se permita afirmar públicamente, en sermones, lecciones o conclusiones y otros actos de cualquier naturaleza que la Santísima Virgen fue concebida en pecado original».
Un pequeño triunfo de la embajada española, formada por el arcediano Vázquez de Leca y Bernardo de Toro, para conseguir de Roma la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de María, cosa que no se logró, aunque sí acallar a los predicadores de la opinión rigurosa frente a la pía opinión, acogido con júbilo y fiesta al llegar el decreto a España.
La gente vivía con tal calentura el anuncio del buleto, que llegaron a invadir el patio del palacio arzobispal y obligar al viejo arzobispo a salir al balcón para compartir esa noche de jolgorio.
El arzobispo tuvo un gesto indulgente. Ordenó soltar todos los presos por deudas de sus cárceles, obligándose su señoría ilustrísima a pagar a los acreedores.
La Virgen de los Reyes fue paseada la mañana del domingo 22 de octubre por bajo de Gradas de la catedral. Iban todos: la clerecía, las religiones, las hermandades, el arzobispo... Al término de la procesión, comenzó la misa solemne, con predicación, cosa admirable, del provincial de los dominicos, Maestro Cano.
Y se repitieron las manifestaciones populares, y se prodigaron las máscaras, es decir, esas compañías de nobles que corrían a caballo la ciudad con hachas encendidas. Y los triduos, octavarios y novenarios en las iglesias.
Era una forma sutil de responder a los maculistas, que, agazapados, qué remedio, ante el jolgorio popular, hacían atisbos de dar la cara cuando podían.
Los jubeteros han montado unas máscaras. También los barberos y cirujanos. El 13 de noviembre, el gremio de gorreros y sederos se luce con un gran torneo. Y el 26, los plateros montan un paseo de gala.
El convento Casa Grande de la Merced calzada lo ha celebrado con un triduo solemne. La parroquia de Omnium Sanctorum, con un novenario y encamisadas y luminarias por el barrio de la Feria. La parroquia de San Miguel, con un novenario y luminarias en el frontero palacio de los duques de Medina Sidonia. Un octavario organizó la parroquia de San Marcos. Y lo mismo la parroquia de Santa Ana, en Triana, y el convento mercedario descalzo de San José. Un triduo, el Hospital de San Lázaro, extramuros de la ciudad... Y etcétera.
Los negros de la ciudad tienen una hermandad titulada del Santo Cristo de la Fundación y María Santísima de los Ángeles, conocida popularmente como Los Negritos. Aman a la Virgen, son muy fervorosos de la opinión pía, quieren unirse a los festejos, pero no tienen dinero para costear los cultos. Entonces dos negros se ofrecieron como esclavos para conseguir los doscientos pesos necesarios. La tradición sevillana cuenta que el trato se hizo en la calle de Catalanes (hoy Albareda), junto a los muros del convento de San Francisco. Serrano Ortega encontró en el Archivo de la Catedral un precioso documento que confirma la leyenda de estos negros que vendieron su libertad:
–Fernando de Molina, Hermano mayor de esta Cofradía, y Pedro Francisco Moreno, que hace el oficio de alcalde en ella, decimos: que faltando el dinero para nuestra fiesta: y no teniendo modo de haberlo: con altas voces que dimos pregonamos: que si se hallase alguno que diese sobre nuestras personas que éramos libres doscientos pesos de a ocho, nosotros quedaríamos por esclavos de quien los diese para nuestra fiesta. Oído esto, salieron algunos devotos y nos dieron hasta ochenta pesos de limosna, y Gerónimo Rodríguez de Morales nos ha prestado ciento y veinte sobre nuestras cartas de libertad con que ya tenemos para nuestra fiesta que puede cuando quisiere determinarla la cofradía.
El arzobispo de Sevilla, el anciano don Pedro de Castro, animado por el buleto, quiere hacer voto solemne de defender el misterio inmaculado el 8 de diciembre. Los canónigos se adhieren unánimes, y el cabildo de la ciudad. Pero ese día en que la ciudad de Sevilla hizo voto en defensa de la Concepción Inmaculada de la Virgen María merece un capítulo nuevo, llegado su día.

jueves, 23 de noviembre de 2017

¿La Tierra es plana?

El 10 de agosto de 1519 partió del puerto de Sevilla una escuadra de cinco naves, capitaneada por Fernando de Magallanes, dispuesta a dar la vuelta al mundo. Esta aventura se culminó tres años después, 8 de septiembre de 1922, con la llegada a Sevilla de un solo barco, la nao Victoria, al mando de Juan Sebastián Elcano y otros 17 supervivientes, habiendo logrado una imponente hazaña para la época.
Fue una demostración práctica de lo que ya se sabía desde el tiempo de los griegos: la redondez de la tierra. 

Tierra plana y Globo terráqueo

Pues existe actualmente en Estados Unidos –donde «hay gente pa tó», que diría aquel– quienes niegan la redondez de la tierra y afirman que no es un globo sino un disco plano. Constituidos en asociación, la Flat Earth Society (Sociedad de la Tierra Plana), ha tenido en estos días pasados, 9 y 10 de noviembre, un Congreso en Carolina del Norte con asistencia de unas 500 personas y conferencias como la «NASA y otras mentiras espaciales» o «Tierra plana con el método científico». El próximo Congreso de Flat Earth se llevará a cabo en Denver (Colorado) el 15 y 16 de noviembre de 2018, por si alguien, que se ha perdido esta, tiene intención de acudir.
Estos terraplanistas conciben la tierra como un enorme disco circundado en sus bordes por un inmenso muro de hielo circular de 45 metros de alto, donde se ubica la Antártida, «un lugar donde se corre un peligro de muerte», según John Davis, uno de los responsables de Flat Earth. Juan Sebastián Elcano, para ellos, no dio la vuelta al mundo, se limitó a hacer una «navegación circular» sobre el plano terráqueo.
El rapero norteamericano Bobby Ray Simmons, conocido como B.o.B., ha iniciado una campaña para recoger dinero y demostrar que la tierra es plana. Quiere conseguir un millón de dólares para enviar a gran altura satélites, globos y drones que capten imágenes del supuesto disco terráqueo. Por lo visto, solo ha recaudado algo más de seis mil dólares de solo 224 personas.
Los argumentos que esgrimen los terraplanistas son bien simples. Unos arguyen el aspecto del horizonte, que no lo ven curvo. Otros, se basan en explicaciones religiosas. El terraplenista cristiano se apoya en el «literalismo bíblico» al interpretar el relato de la creación del libro del Génesis.
Sostienen también que el hombre no fue a la Luna, todo fue un montaje de la NASA, que entre sus muchas mentiras está la famosa imagen de la Tierra el día de Navidad de 1968 por el astronauta William Anders en la misión Apollo 8.
Estas son las contradicciones en una sociedad culta como la estadounidense: que puedan existir personas instruidas que anden defendiendo, incluso en congresos, semejante idea. La redondez de la tierra ya fue conocida por los filósofos griegos. Pitágoras (530 a.C.), Parménides (480 a.C.), Platón (428-348 a.C.), Aristóteles (384-322 a.C.), Euclides (300 a.C.) y Arquímedes (287-212 a.C.) se alinearon a favor de la redondez de la Tierra. Bien es verdad que sostenían el geocentrismo. Para Aristóteles la Tierra era una esfera inmóvil situada en el centro del universo, con los cuerpos celestes moviéndose a su alrededor en perfectas y concéntricas esferas. El geocentrismo cederá ante el heliocentrismo ya en los inicios del Renacimiento con Copérnico (1473-1543). Pero el hecho de que la Tierra gire alrededor del Sol (heliocentrismo) y no al revés (geocentrismo) es distinta de la idea de que sea redonda o plana.
Esta tesis de la redondez de la Tierra, según ciertos textos escolares americanos, se oscureció durante la Edad Media para resurgir, tras los clásicos griegos, con el Renacimiento. Se cuenta en esos textos que fue Colón quien probó que el mundo es redondo. Lo cual no es cierto. La clase culto medieval, que vivió antes de Copérnico, creía ya que los planetas y las estrellas giraban alrededor de una Tierra, que era un globo. Dante, en su Divina Comedia, coloca la Tierra en el centro del cosmos, rodeada de esferas concéntricas
En España tenemos un astronauta, Pedro Duque, que tiene la experiencia propia de haber dado la vuelta al mundo en una aeronave, y tenemos a un youtuber con unos 90.000 seguidores, Oliver Ibáñez, que cree que la Tierra es plana y que la Luna no es un satélite.
Pedro Duque se ha preguntado en un twitter:
 –… si hay alguien que se cree de verdad que la tierra sea plana - no como broma. Alucino que haya un youtuber en Español con 88.000 inscritos sobre este tema...
A lo que le ha contestado Oliver Ibáñez:
–Gracias por la mención, Pedro. La gente cree que la Tierra es plana e inmóvil porque así lo indica el método científico y la simple observación. La Tierra bola, en cambio, está basada en teorías que jamás se han comprobado y en imágenes fraudulentas creadas por ordenador. Saludos.
Y el tío se ha quedado tan pancho. Lo que me demuestra que cortos de alcances los hay en todas partes. No solo en Norteamérica.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Virgen de la Antigua

La capilla de la Virgen de la Antigua es de las más hermosas de la catedral de Sevilla. Y con esa Virgen mural, que la preside, de tanta devoción entre los sevillanos. Llamada de la Antigua por su mucha antigüedad, del tiempo de los godos, según cuentan las viejas crónicas de Sevilla. Aunque en verdad se trata de un fresco del siglo XIV.
Una leyenda, que José Gestoso no lleva más allá de finales del siglo XVI y principios del XVII, remonta esta pintura a la época visigoda, en tiempos de san Hermenegildo. Oculta por una pared durante la ocupación musulmana, fue venerada por los mozárabes y por el mismo san Fernando que, ocultamente, venía a venerarla, durante el sitio de la ciudad.
  

Pero esto no deja de ser una bella tradición local. Proveniente de la catedral vieja, esta Virgen mural se hallaba en un principio en el lugar que ahora ocupa la verja de entrada a esta capilla, en posición invertida hacia dentro. Ubicarla en el lugar privilegiado de ahora fue todo un trabajo de ingeniería realizado en noviembre de 1578, bajo la dirección del arquitecto Asencio de Maeda, maestro mayor de la catedral. (Zúñiga y González de León dicen que ocurrió el 18 de noviembre; Juan de Loaysa, el 15 de noviembre, y otras memorias el 22 de noviembre).
Bien, sea el día que fuere, lo importante es señalar lo arriesgado de la operación. Se cortó el muro, forrado con recios tablones, todo alrededor de la imagen y, con rodillos y poleas, fue llevado suavemente al lugar que ahora ocupa. Se logró «sin que de ella ni un leve terrón se desmoronase». La operación duró dos días. El arzobispo había pedido rogativas por el éxito de este trabajo de delicada ingeniería y el cabildo catedral procesionó a esta capilla para celebrar una misa en acción de gracias, oficiada por Alonso Fajardo de Villalobos, obispo dimisionario de Esquilache, canónigo y arcediano de Sevilla. La operación fue achacada a milagro y a las muchas oraciones de los sevillanos.
La Virgen de la Antigua se muestra de pie, de tamaño natural, tal vez mayor, con el Niño en el brazo izquierdo y ofreciéndole una rosa con el derecho. El Niño sostiene en sus manos un pajarillo. A los pies de la imagen aparece una mujer rezando de rodillas. Hay quien dice que se trata de doña Leonor, esposa de Fernando de Antequera, muy devota de esta imagen. Su esposo, que fuera rey de Aragón, debió hallarse retratado al otro lado, pero con la incuria del tiempo y el traslado se debió perder.
Rezar ante la Virgen de la Antigua, antes y después de la partida hacia América, era costumbre devota de todos los marineros. Por eso, también, su devoción está tan extendida en el continente americano. Cristóbal Colón le dedicó la primera capilla en la isla de Santo Domingo; Hernán Cortés erigió iglesias dedicadas a su culto en México; la catedral de Darién, en Panamá, fue erigida bajo su advocación... Todos los misioneros de los primeros tiempos de la conquista de América llevaban la devoción de la Virgen de la Antigua por todos los rincones de las Indias.
En el siglo XVIII, el arzobispo don Luis de Salcedo adornó la capilla con altar, retablo y su propio sepulcro. Y en el siglo XX, el 24 de noviembre de 1929, esta imagen fue coronada canónicamente por el cardenal Ilundáin. Ello se refleja visiblemente en las coronas y nimbos que aparecen sobre la Virgen y el Niño, de oro y pedrería, obra del orfebre y sacerdote Granda Builla, costeada por suscripción popular.
Se celebraba ese año de 1929 las bodas de diamante de la definición del dogma de la Inmaculada. Sevilla lo celebró con el Congreso Mariano Hispano-Americano, tenido del 15 al 21 de mayo, y con la coronación canónica de la Virgen de la Antigua.
El himno del Congreso, letra del agustino fray Restituto del Valle y partitura musical del maestro Eduardo Torres, expresa en su primera frase el amor de esta tierra por María y de María por esta tierra de Sevilla:

Salve Madre, en la tierra de tus amores,
te saludan los cantos que alza el amor.

A la coronación de la Virgen de la Antigua asistió con el pueblo de Sevilla una representación de todas las naciones americanas con sus banderas a los pies de la Señora. Recuerden que se celebraba entonces en la capital hispalense la Exposición Ibero-Americana. Estaban presentes también en la catedral los infantes de España.
Por la tarde, una procesión de más de cuatro mil hombres recorrió las calles de Sevilla en forma de Rosario, con las imágenes de la Virgen de la Paz, de la parroquia de Santa Cruz (misterios gozosos), la del Rosario de Montesión (misterios dolorosos), y la de Todos los Santos (misterios gloriosos). Cerraba la procesión un lienzo de la Virgen de la Antigua sobre las andas de la custodia del Corpus y enmarcada por un fragmento del altar de plata del Salvador.
Ante ella han querido reposar eternamente no po­cos arzobispos y canónigos. Y han orado santos como san Diego de Alcalá, san Juan de Ávila, san Francisco de Borja, santa Teresa de Jesús, san Juan de Ribera... Ante ella se han postrado reyes, como Felipe II, que dio su nombre a la cofradía de Nuestra Señora de la Antigua y quiso dedicar la capilla del Alcázar sevillano con el nombre de Nuestra Señora de la Antigua, o el emperador Carlos V, que puso en sus estandartes su imagen. En el siglo XVII llegó a tener hasta veintitrés capellanes al servicio del culto de la Virgen y más de cien lámparas de plata ardían ante su imagen.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Hay gente que no soporta al papa

Leo al teólogo José María Castillo:
–Es un secreto a voces que en la Iglesia hay gente que no soporta al papa.
Y añade:
–Lo más extraño, en este desagradable asunto, es que estamos ante un fenómeno que, en buena medida, es nuevo en la Iglesia. Al menos, desde la Ilustración hasta el día de hoy. Es verdad que, ya en el pontificado de Juan XXIII, se notaron algunos síntomas que apuntaban en esta dirección. Los grupos más conservadores de aquel tiempo no estaban de acuerdo con el papa Roncalli en cuestiones de cierta importancia. Pero lo que está ocurriendo con el papa actual es distinto. No sólo por el hecho de que hay quienes se atreven a decir que Francisco es «hereje», sino por algo que, a mi manera de ver, es más significativo. Se trata de que un grupo notable de personalidades del mundo eclesiástico está en contra del papa, al tiempo que masas enormes del pueblo sencillo, incluso entre gentes que no son creyentes para nada, son quienes aclaman entusiasmados a este papa. El papa de los pobres, de los enfermos y los niños, de los ancianos y los ignorantes. Incluso el papa que seduce a gentes sin creencias religiosas o que pertenecen a culturas que poco o nada tienen que ver con el catolicismo.


 Quizás lo más resonante últimamente de oposición al papa sea esa carta de «corrección filial» firmada por 40 clérigos y académicos de 20 países, enviada al papa Francisco el pasado 11 de agosto y que no ha tenido respuesta, sobre la exhortación Amoris laetitia. Ningún cardenal ni obispo han firmado esta carta, aunque sí algún obispo lefrebviano.
La publicación de la Amoris laetitia, aparecida en abril de 2016, suscitó críticas de los cardenales Raymond Burke, Walter Brandmueller, Carlo Caffarra y Joachim Meisner (los dos últimos ya fallecidos), que en septiembre de 2016 escribieron al Papa para solicitar una aclaración, las dubia.
El documento del que hoy hablamos tiene un título latino: Correctio filialis de haeresibus propagatis (literalmente: ‘Corrección filial con respecto a la propagación de herejías’), que consta de veinticinco páginas y afirma en resumen que la exhortación apostólica Amoris Laetitia de Francisco contiene siete herejías respecto a la doctrina de la Iglesia Católica sobre el matrimonio y la familia.
Creen en el carisma de la infalibilidad del papa pero niegan la existencia de este carisma papal en la Amoris laetitia, pues «ninguna de las afirmaciones que han servido para propagar las herejías que esta exhortación insinúa están protegidos por aquella garantía de verdad. Nuestra corrección es, en verdad, requerida por la fidelidad a las enseñanzas papales infalibles que son incompatibles con ciertas afirmaciones de Su Santidad».
Afirman los firmantes en la primera parte de la carta que, como creyentes católicos y practicantes, tienen el derecho y el deber de emitir dicha corrección al Sumo Pontífice.
En la segunda parte, núcleo del documento, aparece el contenido de la «corrección». Enumera los pasajes de Amoris laetitia en los que se insinúan o alientan posturas heréticas. El papa Francisco evitó responder en ella con un sí o un no rotundo a la posibilidad de que, atendiendo al caso concreto, las personas divorciadas vueltas a casar pudieran volver a comulgar. Se acusa también al papa de apoyar «la creencia de que la obediencia a la Ley de Dios puede ser imposible o indeseable, y que la Iglesia debería, a veces, aceptar el adulterio como un comportamiento compatible con la vida de un católico practicante».
En la parte final, llamada «Dilucidación», apunta dos causas de esta singular crisis. Una de ellas es el Modernismo, que defiende la creencia de que Dios no ha entregado verdades definitivas a la Iglesia, que esta debiera continuar enseñando, exactamente en el mismo sentido, hasta el final de los tiempos. Solo verdades provisionales, nunca dogmas inamovibles. El Modernismo ya fue condenado por el papa san Pío X.
La segunda causa de la crisis es la influencia de Martín Lutero en el papa Francisco. La carta refleja cómo Lutero, fundador del Protestantismo, tenía ideas sobre el matrimonio, el divorcio, el perdón y la ley divina que se corresponden con las que el papa ha promovido mediante sus palabras, actos y omisiones. Y el elogio explícito y sin precedentes que el papa Francisco ha dedicado al heresiarca alemán.
Los firmantes profesan su lealtad a la Iglesia Católica, garantizan al papa sus oraciones y solicitan su bendición apostólica. Casi, casi, como concediéndoles ellos su perdón.
Evidentemente, hay gente que no soporta al papa. Y ello se ha de buscar en teólogos integristas. «Gente importante que –como dice José María del Castillo– se preocupa más por la fidelidad al Dogma, al Derecho y a la Liturgia que al Evangelio y al «seguimiento» de Jesús.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

La Inmaculada, patrona de España

En 1759 subió al trono de España Carlos III. Venía del reino de Nápoles, que gobernó desde 1734 y al que renunció para asumir la corona de España. El rey entró en Madrid el 13 de julio de 1760 y allí se hallaban las cortes para ofrecer el juramento de fidelidad. Fue ahí, donde a propuesta de Diego de Rojas y Contreras, obispo de Cartagena y presidente de las cortes, se acordó: «Se suplicase... a su majestad se digne tomar por singular Patrona y Abogada de estos Reynos y de las Indias y demás a ellos anexos e incorporados a esta Soberana Señora en el misterio de su Inmaculada Concepción... y solicitar Bula del Sumo Pontífice, con aprobación y confirmación de este Patronato, con el rezo y culto correspondiente».


El rey acogió con complacencia este deseo y se procedió a preparar la petición formal al Papa. El 31 de agosto fue enviado a Roma, al embajador Manuel de Roda y Arrieta, un expediente para ser entregado al Papa con los siguientes documentos: petición del rey y de las cortes, juramento y voto de las cortes tenidos en 1621, e informe de fray Lucas Ramírez, franciscano de la provincia de los Ángeles, residente la mayor parte de su vida en el convento de San Antonio de Padua de Sevilla. A él se encomendó el informe teológico que acompañase a la petición regia ante la curia romana.
Del estudio de fray Lucas se deducía la oportunidad de pedir el patronato de María Inmaculada para España, que no era óbice del patronato que ya ostentaba Santiago apóstol. De lo que no estaba muy de acuerdo el arzobispo de Santiago que escribió una carta al de Sevilla para que se opusiera a semejante pretensión.
En esto murió la reina María Amalia de Sajonia. El 27 de septiembre de 1760, recién llegada a España. La noticia de la muerte llegó a Roma el 18 de octubre y ese día el embajador Roda se dirigió a Castelgandolfo donde se hallaba la corte pontificia para dar cuenta al Papa de la luctuosa noticia. El Papa quiso consolar al rey de España con la petición formulada del patronato. Le dijo al embajador:
–En llegando a Roma tomaré la resolución y concederé la gracia en los términos más favorables.
El 8 de noviembre, Clemente XIII firmó la bula Quantum ornamenti y declaró a la Inmaculada Concepción patrona de España, de las Indias y de todos sus reinos.
En Sevilla, el aluvión de fiestas y procesiones fue tan numeroso como siempre. Carlos III, por carta firmada en Aranjuez a 2 de junio de 1761, da cuenta a la ciudad de Sevilla del patronato de la Virgen Inmaculada para todos los reinos de España. El correo llegó a la ciudad el domingo 14 de junio. Al día siguiente, conocida la noticia por los canónigos, hubo repique solemne de la Giralda, acompañada por los demás campanarios de Sevilla.
Y se sucedieron las fiestas. Nuevas fiestas en Sevilla en honor de la Inmaculada. Duraron seis meses. Iglesias, conventos, cofradías, unas tras otras, hasta enero de 1662, rivalizaron en el ornato de sus cultos para festejar el documento pontificio. Según Delgado Pérez de Cavañas y Sequeiros, nuestro cronista, se hicieron en Sevilla ciento cuarenta y seis funciones, sin incluir las vísperas. Y se repartieron diecisiete mil hogazas de pan, cuatro mil raciones de carne y otras limosnas en metálico y ropas. Todo ello, en el breve espacio de seis meses.
Comenzaron las jerónimas de Santa Paula el 17 de junio, con misa solemne, manifiesto y sermón. Le siguió el 27 el convento franciscano de San Antonio, con misa, sermón, procesión claustral con la imagen titulada del Primer Instante. El 28 y 29 de junio se lo reservó la Hermandad de los Nazarenos, la del Silencio, que se preciaba de ser la primera en emitir el voto inmaculista. La víspera del 28 hubo «concierto de música, trompas y clarines» y en la plaza del Duque «se quemaron unos lucidos fuegos de mano». En la misa solemne del 28, se leyó la antigua fórmula del voto y juramento concepcionista de 1616 y se le añadió el nuevo título de Patrona de los Reinos de España e Indias. Ese mismo día, la Casa Grande de San Francisco organizó una octava, que duró hasta el 5 de julio.
La Hermandad de María Santísima de la Concepción, venerada en el Postigo del Aceite, hizo un triduo en el convento de San Francisco los días 11, 12 y 13 de julio. Adornó la plazuela con vistosos tapices y colgaduras y repartió entre los pobres cuatrocientas raciones de pan.
En agosto, días 7, 8 y 9, triduo y procesión general en la catedral. El día 6 apareció la Giralda engalanada con gallardetes de tafetán celeste y blanco. Y por la noche, al canto de vísperas y toque de oración del Avemaría, se iluminó la Giganta de Sevilla, como la llamó Cervantes en el Quijote, hasta el cuerpo de campanas, continuándose por todas las azoteas del templo catedralicio, hasta un total de cuatro mil luces, acompañadas de las de la Casa Lonja, Audiencia Real, Palacio Arzobispal, Universidad y Reales Alcázares, el castillo de Triana y las naos ancladas en el río. Estas hacían sonar salvas de sus cañones, dando a la noche sevillana una visión colorista de luz y sonido.
Para ver los fuegos de artificio que saldrían de la Giralda, el cabildo secular invitó al capitular a verlo desde la balconada del Ayuntamiento. Duraron cerca de una hora y llegaron a formar letras de luces con la invocación Ave María.
Los días del triduo, se manifestó el Santísimo a las seis de la mañana. A las ocho y media, la corporación municipal se dirigía a la catedral para la asistencia a la santa misa, predicada por canónigos dignidades. En la madrugada del último día, salieron de sus respectivas capillas quince Rosarios de la Aurora, en recuerdo de los quince misterios, que confluyeron en la catedral. Por la tarde, salió la procesión portando en andas la Inmaculada de Montañés. El recorrido, adornado de altares, era el mismo del Corpus.
El 11 de agosto tocó a la Hermandad de Sacerdotes de San Pedro Advíncula. Repartieron 1.800 hogazas de pan. Los días 12 a 15, a las capuchinas del monasterio de Santa Rosalía, con jubileo de las cuarenta horas. El 13 por la tarde, expuesto el Santísimo, un pavoroso incendio prendió en la iglesia. Pero esto lo contamos en su lugar.
El 15 de agosto fue día grande para el gremio de Toneleros y su Hermandad de las Tres Necesidades, conocida hoy popularmente por la Carretería. Celebró el estreno de su nueva capilla en la calle Varflora, que lo unió con la celebración del patronazgo de la Virgen.
En Santa Ana de Triana, triduo los días 22, 23 y 24 de agosto. Los jesuitas, los días 6, 7 y 8 de septiembre. Los franciscanos terceros, del 27 al 29 de septiembre. Los dominicos de San Pablo, el 12 de octubre. Hubo misa solemne con sermón predicado por fray Tomás López, lector de Teología en cátedra de Prima. Por la tarde, procesión por el claustro del convento, con la numerosa comunidad dominicana, canónigos, nobleza sevillana y buena afluencia de pueblo. Los tiempos han cambiado, y de qué modo. La orden de Predicadores se asocia a todos los festejos inmaculistas de la ciudad.
Y siguen las fiestas en noviembre y diciembre. Y continuaron al año siguiente en distintos templos.

viernes, 3 de noviembre de 2017

Sonría, por favor

En cierta ocasión, el arzobispo de Sevilla cardenal Bueno Monreal nombró para un cargo diocesano muy importante a un sacerdote, que estaba muy preparado y aparecía con un sin fin de cualidades como clérigo y como persona. Comentando poco después el cardenal con otro sacerdote qué le había parecido ese nombramiento, el cura le dijo a Su Eminencia:
–Me ha parecido muy mal.
Sorprendido el cardenal por la respuesta, le dijo:
–Señor cardenal, no lo veo nada bien porque este señor a quien le ha dado Ud. un cargo tan importante no sabe reírse.

Y es que saber reír, sonreír al menos, es una terapia de vida y en el sacerdocio un eje fundamental de apostolado. Ya decía san Ignacio de Loyola:
Ríe y hazte fuerte.
A un novicio jesuita le dijo:
–Siempre te veo sonreír y me alegro de ello.
Y hubo alguien que dijo:
–El buen humor constituye las nueve décimas partes del Cristianismo.
Si el no reír es negativo para un sacerdote, mucho más lo es para un obispo. Conozco a un arzobispo al que no se le ve sonreír. Parece que está siempre con el Código de Derecho Canónico bajo el sobaco para dar con sus cánones en la testa del más pintado. En otros tiempos, esto era oficio propio de inquisidor.
Hemos tenido santos que han sobresalido por su ingenio y humorismo. Por ejemplo, Teresa de Jesús, Cura de Ars, Felipe Neri, Francisco de Sales
De Teresa de Jesús, que dijo aquello: «De devociones bobas nos libre Dios», cuento un amplio repertorio de ocurrencias en mi biografía de la Santa de Ávila, titulada: «Teresa de Jesús, esa mujer».
El Cura de Ars poseía un gran sentido del humor. Una señora especialmente corpulenta le preguntó en cierta ocasión:
–¿Qué debo hacer para entrar en el cielo?
Y el santo Cura de Ars le contestó con sorna:
–¡Tres Cuaresmas, hija mía!
Otra dama le dijo:
–¡A mí nunca me han hecho esperar, ni siquiera en el Vaticano!
–Es posible, señora, pero aquí tendrá que esperar por primera vez.
Cuando pidieron firmas para echarlo del pueblo, el Cura de Ars firmó también:
–Ahora que ya tienen mi firma, nadie dirá que falta materia para que yo quede convicto de culpa.
Y al ser nombrado canónigo, lo primero que hizo fue vender la muceta. Escribió al obispo:
–La he vendido por cincuenta francos y estoy muy satisfecho del precio.
San Felipe Neri, como buen florentino, era chistoso y ocurrente. Decía de él el cardenal Capacelatro:
–Había en su carácter un rasgo que los jóvenes nunca dejaron de admirar: en todo momento se mostraba alegre y jovial.
Felipe Neri solía repetir:
–Un espíritu alegre llega a la perfección con mayor rapidez que cualquier otro.
Y también:
–La alegría cristiana es un don de Dios que fluye de la buena conciencia… En mi casa no quiero tristezas.
Un día de fiesta, estando a la mesa con otros comensales, dijo:
–Estoy seguro de que Baronio va a decirnos que la alegría cristiana brota de la continua meditación de la muerte.
Se refería a César Baronio, cardenal e historiador italiano.
Francisco de Sales era otro santo de un gran sentido del humor. Valga un ejemplo. Reprendió a un amigo que se había burlado de un jorobado:
Las obras de Dios son perfectas –le dijo.
Y el amigo le replicó:
–¿Cómo perfectas, si ese hombre es jorobado?
–Sí, pero puede ser un jorobado perfecto.
Y así podríamos seguir con el humor de tantos santos. Pensemos que todo lo que viene de Dios es alegre. Es la definición de Dios de Ramón Llull:
–Dios es Fiesta.
Valgan finalmente las palabras del mismo Jesús que recojo del Evangelio de san Juan:
–Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté dentro de vosotros, y vuestra alegría sea completa (Jn 15,11); ...pero vuestra tristeza se cambiará en alegría (Jn 16,20); vosotros estáis ahora tristes, pero yo os veré otra vez y vuestro corazón se alegrará, y nadie os quitará ya vuestra alegría (Jn 16,22).