martes, 11 de noviembre de 2014

Scouts: caminar, haciendo camino

La semana pasada, el papa Francisco recibió a una representación de los scouts católicos italianos. De ellos recibió el pañuelo scout que el papa se puso como aparece en la foto. Y les habló, parodiando a Machado, el «hacer camino al andar»:
–Haced camino en familia, hacer camino en la ciudad… Caminar haciendo camino, caminando no errantes ni quietos. Siempre caminar haciendo camino…


En los comentarios a esta noticia, que he recogido de «Religión digital», aparece un descerebrado diciendo esta sandez:
–El Santo Padre y todo católico debería rehuir de esta gente, una secta fundada por un masón y con el propósito de ser las juventudes de la masonería. Mucho ojo.
He pasado buena parte de mi vida en el escultismo, como jefe scout y como consiliario, diecinueve de esos años como consiliario general del Movimiento Scout Católico (MSC), y me apena que pueda haber mentes tan obtusas que insulten de esas manera a un movimiento centenario en el que se han formado y madurado millones de niños de todo el mundo.
Baden Powell, su fundador, fue el genial pedagogo de este movimiento educativo que ha impreso en los que lo hemos vivido una fortaleza de carácter y un sentir ciudadano de dejar este mundo un poco mejor de lo que lo hemos encontrado. Tras sus experiencias en África del Sur como militar en la guerra de los bóers, al volver a una Inglaterra que iniciaba su desarrollo industrial, BP (que así se conoce al fundador en el mundo scout) comenzó a idear y poner en práctica un método educativo en la naturaleza, en el que los chicos y las chicas desarrollaran todas sus capacidades al aire libre.
Decía BP en su Autobiografía:
–Con la expansión contemporánea de las ciudades, pueblos y fábricas, de las grandes carreteras pavimentadas y el telégrafo, del teléfono y las líneas eléctricas tendidas por todo el país, la civilización está alejando cada vez a la naturaleza del alcance de la mayoría de la población. Este alejamiento hace que la comprensión de su belleza y sus maravillas y de nuestra propia afinidad con las creaciones de Dios se pierdan en la vida materialista de la multitud, que presenta condiciones de trabajo deprimentes y una búsqueda frenética de placer en un sórdido ambiente de ladrillos y argamasa creado por el hombre.
Y escribió un libro que tituló Scouting for Boys (Escultismo para muchachos), que fue la base de un movimiento que rápidamente se extendió por medio mundo.
Ideado este movimiento para chicos, concibió un código para la orientación de los jóvenes. Decía él:
–Hay que tener en cuenta que las novelas de caballerías de la Edad Media ejercen una atracción sobre todos los chicos y apelan a su sentido de la moral. En un código caballeresco se incluían el honor, la autodisciplina, la cortesía, el valor, el sentido del deber y del servicio desinteresado, al igual que la aceptación de la orientación constante proporcionada por la religión. Estos y otros valores positivos serían aceptados de buena gana si se incorpora a una ley para scouts.
La ley scout tiene diez mandamientos. Escojo la formulación aprobada en la Asamblea General del Movimiento Scout Católico (MSC) en mayo de 2011:
El scout es digno de confianza.
El scout es leal.
El scout es útil y ayuda a los demás.
El scout es hermano de todos.
El scout es respetuoso.
El scout reconoce en la naturaleza la obra de Dios y la protege.
El scout termina lo que empieza.
El scout afronta las dificultades con alegría.
El scout es austero y trabajador.
El scout es sano, sincero y honrado.
Con la Ley, también una Promesa, es decir, un compromiso personal y libre de comprometerse en los valores y principios del movimiento scout:
–Prometo por mi honor hacer todo cuanto de mí dependa para cumplir mis deberes para con Dios y la Patria, ayudar al prójimo en toda circunstancia y cumplir fielmente la ley scout.
Y también un lema:
–Siempre listo (Be Prepared).
Y la Oración Scout:
–Señor Jesús, enséñanos a ser generosos, a servirte como mereces, a dar sin medida, a combatir sin miedo a las heridas, a trabajar sin descanso, a darnos sin esperar otra recompensa que la de saber que hacemos tu santa voluntad. Amén.
Espero que haya cumplido con el deber de todo scout de hacer cada día una buena acción. La buena acción mía de hoy es, aunque brevemente, haber dado algunas pistas al profano de lo estupendo que es este movimiento. Al menos lo ha sido para mí, orgulloso de ser scout. Porque se es scout de por vida.

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