jueves, 5 de febrero de 2015

La Biblia emigra de Europa

Quiero recoger algunas ideas de un artículo aparecido en Religión Digital, titulado La Biblia emigra de Europa. El Corán se asienta en ella, de Julio Trebolle, profesor emérito del Departamento de Hebreo y exdirector del Instituto de Ciencias de las Religiones de la Universidad Complutense de Madrid.
Julio fue compañero mío de curso en la Universidad Pontificia de Comillas y en La Cardosa, loma que da al Cantábrico y donde se asentaba la Universidad, convivimos durante al menos ocho años. Después nos hemos visto muchas veces y mantenemos una amistad cuajada desde la infancia. Naturalmente, nuestras vidas han discurrido por caminos diferentes. Él ha pasado muchos años en Jerusalén, después aterrizó en la Complutense y tiene en su haber la publicación de libros sesudos del ámbito bíblico y yo he publicado también mis cosillas, biografías de santos y algunas otras nimiedades como estos Sermones que aquí traigo.


 Comprendo que el título de su artículo tiene un poco de exageración, más propio de un periodista que trata de enganchar al lector con un titular atrevido. Pero el artículo, si lo leéis, es revelador de la situación no solo en Europa, sino en el Oriente Medio donde se está ventilando en estos momentos una lucha despiadada entre chiíes y suníes. Julio Trebolle confiesa que «ese Islam radical, que pretende volver a la pureza de los orígenes de un estado islámico, enciende conflictos entre las diversas confesiones del Islam más violentos que los mismos atentados contra todo lo que Occidente representa».
Pero me interesa incidir aquí en el titular de su artículo. Es decir, si la Biblia ha dejado de ser europea.
–La Biblia –cuenta Trebolle– ha dejado de ser europea y de representar la cultura del Occidente europeo. Era tan alemana en la traducción de Lutero, tan inglesa en la versión del Rey Jaime, tan latina en la Vulgata católica, tan griega desde Bizancio, tan eslava en sus caracteres cirílicos. Comenzó a emigrar hacia América a donde el europeo la llevó como el gran libro colonizador, pero la población afroamericana la recibió como el gran libro libertador con el que reivindicó su libertad, como sucedió también más tarde en la Sudáfrica del apartheid.
Y continúa:
–La Biblia ha emigrado al hemisferio Sur, por Latinoamérica, África y Asia, donde hoy tiene una vigencia insospechada desde la Europa secularizada. El proceso de secularización arranca, según Dilthey, de las guerras de religión de los siglos XVI y XVII. Pero se ha transformado recientemente en una progresiva descristianización que, según el historiador de las religiones Guy Stroumsa, ha acompañado y seguido a la desjudaización de Europa.
Lo grave del Islam es que no ha pasado por el tamiz de una Ilustración, cosa que el Occidente cristiano hizo en el siglo XVIII. Dice Trebolle:
–La Biblia ha superado desde Galileo siglos de continua reinterpretación hermenéutica, a través de la cual, y a pesar de las derivas fundamentalistas, ha mantenido vivo su mensaje moral y religioso y no ha perdido su capacidad de interpelar incluso a la sociedad moderna. La interpretación del Corán y del Islam ha de afrontar también los retos de la crítica histórica y la confrontación con los valores de la Modernidad y de los derechos universales del hombre.
Hegel suponía que «el Islam era un producto marginal y tardío, sobrevenido a destiempo después del cristianismo, el cual había representado un avance considerable en la marcha de la historia hacia la Modernidad ilustrada».
–La intelectualidad europea, especialmente en los países protestantes, creía que subsistiría únicamente el cristianismo irradiado desde Europa en forma de una elevada ética de la razón práctica. Por el contrario, la existencia misma del Islam chocaba con la concepción evolucionista de la historia y de la religión, inherente al positivismo historicista.
Y sin embargo, «la revolución iraní significó el retorno de lo religioso en su versión más fundamentalista y la sustitución de la lucha de clases sociales por el conflicto entre religiones y culturas a nivel mundial».
Y en esas estamos.
No sé si en verdad la Biblia ha dejado de ser europea. Desde luego, parece ser que ha dejado de ser latina. Una encuesta reciente muestra que en los hogares italianos se muestra visiblemente el crucifijo e imágenes de la Virgen o de algún otro santo, pero no se halla la Biblia. Y en esta Sevilla de mis dolores tengo una anécdota que me contó hace ya más de veinte años José Sánchez Herrero, catedrático emérito de Historia Medieval en la Universidad de Sevilla. En la biblioteca del Departamento de su Facultad había dos libros del Corán y ninguna Biblia. Tuvo que comprarlas para equilibrar el tema en esa biblioteca. Cosas…

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