El arzobispo de Sevilla fray Zeferino González
no deja de instar a Sor Ángela la compra de un buen caserón para Casa Madre. La
Comunidad ha aumentado como un campo de flores en primavera. Necesita casa
amplia, espaciosa, donde quepan las novicias, las niñas acogidas y la misma
Comunidad.
La Compañía de la Cruz ha pasado por las
calles de San Luis, Hombre de Piedra, Lerena... La casa de la calle Cervantes, donde
están, sigue siendo estrecha y húmeda.
El arzobispo apremia, pero ¿y el dinero?
El marqués de San Gil pone en venta su casa-palacio
en la calle Alcázares. Es lo ideal, con amplios terrenos por detrás que llegan
hasta la calle de Doña María Coronel.
Su precio: cuarenta mil duros.
Sor Ángela pone el asunto en manos de San
José. Precisamente en su día, el 19 de marzo de 1887, termina el plazo de
demora dado por el marqués.
Hay un buen puñado de duros ofrecidos por
el arzobispo y otras almas caritativas, pero falta la cantidad suculenta que
permita el trato.
Emilia Riquelme está en cama aquejada de
una dolencia. Ha enviado recado para que acuda una Hermana de la Cruz a su
domicilio: «Asunto urgente».
Cuando llegan las Hermanas reciben de ésta
un sobre con nueve mil duros contantes y sonantes. Y que los gastos de la
capilla corren de su cuenta...
Emilia Riquelme, hija del capitán general
de Sevilla, ha sufrido la pérdida de su padre un par de años antes. Después se
embarcó en la aventura de las Esclavas del Divino Corazón, instituto que
acababa de fundar en Coria el obispo Marcelo Spínola. Pero no le fue bien y
volvió a Sevilla. Le vienen ganas de ser Hermana de la Cruz, pero Sor Ángela,
que la recibe siempre con un trato maternal, le dijo:
–Piénsalo; yo te quiero, pero no es eso lo
que Dios quiere de ti.
Como insistía, llegó a formalizarse la
entrada, pero en ese momento se puso tan enferma, que Sor Ángela le dijo:
–¿Ves? Yo sabía que esto no es para ti.
Pasado el tiempo, Emilia Riquelme,
fundadora de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada,
reflexionó sobre ello, y escribió: «En esto vi la luz tan grande que Sor Ángela
tenía de Dios». (El próximo 9 de noviembre, Emilia Riquelme seré beatificada en
la catedral de Granada).
Los nueve mil duros vinieron de perlas para
firmar el trato. Se convino con el marqués en la entrega de veinte mil duros
en el momento de la firma de la escritura y los veinte mil restantes en dos
plazos anuales.
Se portó bien San José con las Hermanas de
la Cruz. Hecho el trato la víspera de su día, un señor esperaba en la puerta
para llegar a un acuerdo con el marqués.
Se logró la casa por los pelos.
Es la Casa-Madre actual, tan bonita, tan
limpia, tan sevillana.
Cuando a Emilia Riquelme voces familiares
le recriminaban su cuantioso donativo, ella contestaba sonriendo:
–No apurarse, nada he
perdido: lo he depositado en un banco que no quiebra.
Magnífico capitulo de la vida de Santa Ángela
ResponderEliminar