martes, 17 de noviembre de 2015

La pila de santo Domingo de Guzmán

Se hallaba la Corte en Sevilla, donde permaneció por espacio de cinco años, cuando el 17 de noviembre de 1729 –hace de ello hoy 286 años– nació en el Alcázar la infanta María Antonia Fernanda, hija de Felipe V y de Isabel de Farnesio. El mismo día fue bautizada por el cardenal Carlos de Borja, patriarca de las Indias, en la pila de santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos, traída expresamente desde Madrid.
Esta pila bautismal merece un comentario. Porque dicho así, sin más referencia, resultaría extraño al lector que se trajese de Madrid una pila bautismal, habiendo en la catedral de Sevilla una hermosa pila donde fue bautizado el príncipe don Juan, hijo de los Reyes Católicos, y otras ilustres personalidades.


Se trata de una vieja costumbre de los reyes de España, desde los tiempos de Felipe III, de bautizar a todos los príncipes e infantes en la pila de santo Domingo.
Esta pila, a mediados del siglo XII, se hallaba en Caleruega, provincia de Burgos, a medio camino entre Aranda de Duero y Silos, donde nació y fue bautizado santo Domingo de Guzmán en 1170, en un templo no parroquial, patrimonio de sus padres. El edificio todavía subsiste y conserva, a pesar de las restauraciones y de los muchos años, algunas características románicas de aquella época. En él se puede ver todavía la base de la pila donde fue bautizado Domingo de Guzmán y sus hermanos. La base solamente, porque la pila fue llevada hacia el año 1262 al convento de dominicas que se construyó por orden de Alfonso X el Sabio sobre una parte del solar del castillo en el mismo Caleruega. Chapada de plata sobredo­rada por dentro y por fuera, con los escudos de España, de la Casa de Guzmán y de la Orden grabados en ella, fue instalada la pila en el coro de las monjas, donde permaneció hasta el año 1605.
La Corte se hallaba entonces en Valladolid y Felipe III pidió al Maestro general de los dominicos que la pila de Caleruega fuese traída al convento do­minicano de San Pablo de Valladolid para el bautizo del príncipe heredero, futuro Felipe IV.
Y lo que fue un acto singular se convirtió en costumbre secular. La Corte pasó a Madrid y la pila de santo Domingo corrió igual suerte, siendo custodiada en el convento de las dominicas de Santo Domingo el Real. Desde entonces, todos los reyes, de Felipe IV a Alfonso XIII, han sido bautizados en ella.
En el Madrid del 36, durante la guerra civil, fue incendiada la iglesia y convento de Santo Domingo el Real. Pero las monjas, ante el inminente peligro, habían sido previsoras y escondido la reliquia, oculta entre lonas, en la cochera de un amigo de la co­munidad. Reconstruido el convento en la postguerra, la pila ocupa un sitio de honor en la clausura conventual. Varias veces ha salido en estos años hasta el palacio de la Zarzuela para el bautizo de las infantas doña Elena y doña Cristina y del rey Felipe VI, hijos de don Juan Carlos I y de doña Sofía y para las dos nietas de los actuales reyes. El rey don Juan Carlos no fue bautizado en ella porque nació en el exilio de Roma en 1938, bautizado por el cardenal Pacelli, meses después coronado papa Pío XII.
Reservada esta pila a los príncipes y infantes de España, en ella no han sido bautizados los otros nietos de los reyes don Juan Carlos y doña Sofía, hijos de los duques de Lugo y de los duques de Palma de Mallorca. Y en estos momentos me perdonarán ustedes por no saber ni tengo especial interés en averiguarlo si siguen siendo tales duques después de sus respectivos matrimonios frustrados con las infantas. Para estos nietos se usó otra pila bautismal, del siglo XIX, procedente del palacio real, pila utilizada también para bautizar en El Pardo a los nietos de Franco.

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